El Holocausto Nazi - La fábrica de la Muerte
Una exposición en Madrid muestra las pinturas y dibujos que ayudaron a sobrevivir a la artista judía en Terezin, Auschwitz y Mauthausen
JESÚS RUIZ MANTILLA MadridUn muñeco de nieve fue lo último que Helga Weissová pintó como niña ajena al horror, según cuenta ella misma. La frontera de una blanca infancia feliz con gorro, nariz y botones. Corría diciembre de 1941 y vivía en Praga. Acababa de cumplir 12 años cuando la deportaron al gueto de Terezin, donde los nazis agolparon a decenas de miles de judíos en la que fuera Checoslovaquia. A partir de entonces, su padre le dio un consejo que cumplió toda su vida: “Pinta lo que ves”. Y lo que escrutó a partir de fecha fue la muerte al acecho en todos los barracones de aquella ciudad previa al transporte hacia Auschwitz, Mauthausen o Freiberg, donde Helga pasó los cuatro años…
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