Dos hermanos Toby (Chris Pine) y Tanner Howard (Ben Foster) van cometiendo una serie de atracos bancarios con el fin de salvar la granja familiar. Tras de ellos los rangers Marcus Hamilton (Jeff Bridges) y Alberto Parker (Gil Birmingham).
El director David Mackenzie (Hallam Foe) y el guionista Taylor Sheridan (Sicario) logran consolidar un excelente western cuando el género parecía agotado. Transportando al espectador a un espacio surreal, envuelto en una narrativa hipnótica, abandonándolo en la basta estética de la desolación.Sin duda el orden narrativo de esta historia es lo que logra elevarla por encima de las demás. Una extraña telaraña que se va desmadejando ante la transformación de la moral y la violencia. Los australianos Nick Cave y Warren Ellis dan los acordes adecuados para hundirnos en el sopor de tonalidades sepias que da la fotografía de Giles Nuttgens, un conjunto audiovisual de temática country.Con un elenco reducido al mínimo Mackenzie nos mantiene agazapados como serpiente de cascabel, a la espera, pero listos para saltar. Agradable sorpresa ver que Chris Pine se sacude sus papeles de cara bonita para demostrar que también sabe actuar. Ben Foster se afianza en esa facilidad que tiene para entrar y salir de la cordura a discreción, sin perder la capacidad de sorprender. El veterano Jeff Bridges ya se nota cómodo en ese tipo de personajes, su carisma y su experiencia hacen que el traje de sheriff le quede que ni pintado. En este apartado merecen una mención por su pequeña pero memorable participación Dale Dickey y Margaret Bowman como empleada bancaria y mesera respectivamente.A lo largo de la cinta es inevitable sentirnos ubicados en el mismo espacio que los protagonistas, no se sorprenda si de repente siente que está alcanzando la insolación o que sin saber por qué se pasa al bando de los “malos”, porque resulta que la imagen del “Llanero Solitario” se empieza a difuminar junto con su sentido del bien y el mal.Los western son para un gusto muy específico, no cualquiera puede encontrar la belleza en los terrenos áridos carentes de vida, pero ‘Hell or High Water’ (Enemigo de todos) se vuelve empática por su causa, por la fotografía que evoca al viejo oeste en pleno siglo XXI, por los acordes de la armónica al tornarse rebelde y por el humor ácido del personaje de Bridges, que lo hará salir de las mesetas de quietud que acompañan este gran relato.Nominada al Oscar en la categoría de: Mejor Película, Mejor Guion, Mejor Montaje y Mejor Actor de Reparto para Jeff Bridges.Revista Cultura y Ocio
El Western está vivoOeste tejano, tierra de nadie, llanuras áridas e infinitas donde se cultiva el oro negro, territorio comanche invadido por blancos curtidos al sol, hastío vaquero, pistolas al cinto en terreno salvaje, año 2016.