Anoche tras la emocionante jornada inaugural de la Champions de esta temporada, me senté con tranquilidad a ver todos los macroresúmenes que pude. Habían buenos partidos más allá del Barça - Milan que vi por la tele.
Uno de ellos era el Porto - Shakhtar que acabó con un 2-1 para los lusos y que tuvo un poco de todo: buenos goles, ida y vuelta, expulsiones… y Hélton. Twitteaba que sí, las grandes figuras dan lustre y espectáculo a la competición más importante del mundo, pero que la presencia de jugadores como el portero brasileño del cuadro luso también le da cierto valor. Claro que hizo pasar un mal rato a los hinchas del Porto, pero su error dio vida al partido para el aficionado neutral.
En cierta manera humaniza una competición que nos la venden no sólo como la más grande, sino también como la más perfecta.
Pero claro, esta moneda también tiene una cruz. Muchos nos preguntamos cómo es posible que un equipo como el Porto, que tan buen fútbol suele desplegar, con una mentalidad ofensiva y que tan bien dirigido está desde la secretaría técnica y la presidencia es capaz de regenerar todas las líneas del equipo menos la portería. Seguro que en Portugal o en el mercado sudamericano que controlan ‘Los Dragones’ hay algún portero regular, que no pare ‘imposibles’ pero no falle con las ‘posibles’… Siempre me ha llamado la atención que el Porto cuente con porteros tan espectaculares como irregulares. Debe de ser parte de su ADN.
Mientras tanto, seguiré sentándome a ver un partido de los blanquiazules esperando las acciones espectaculares de Hulk, James Rodríguez, Moutinho… y Hélton.