Revista Diario

Hemos caído como moscas

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
Nunca se está preparado para las cosas malas. Por mucho que uno se haga a la idea, incluso siendo pesimista como suelo ser, cuando llega el (mal) momento, los sentimientos suelen ser distintos (y más intensos) a los esperados. He tenido muy presente, sobre todo en los últimos meses, que mi hijo pillaría más pronto que tarde algún virus. Pero no por tenerlo claro me ha dolido menos ¡y eso que ha sido poca cosa!.
El viernes fue el peor día. Estuvo casi toda la tarde y la noche subiendo y bajando hasta casi los 39 º C y eso me impresionó. Según la pediatra, un oído y la garganta los tenía rojos e inflamados, así que amoxicilina al canto. Afortunadamente ha sido leve y/o se ha pillado a tiempo: el sábado apenas tuvo un poco fiebre y el domingo no tuvo en todo el día. Ningún decaímiento por debajo de 38.5 º C (asombroso, por cierto), nada de tos, congestión nasal leve en la zona alta de la nariz y poco más. Para una primera enfermedad, me puedo dar por satisfecha. 
Los realmente damnificados hemos sido sus padres. Contagiados los dos desde el sábado por la tarde, hemos estado como almas en pena desde entonces: dolor de garganta, malestar general, décimas de fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y de huesos, abatimiento... mientras el bebito pululaba por la casa haciendo de las suyas como si no hubiera estado nunca enfermo.  
Si es que estaba cantado, ¡cómo iba mi organismo a dejar pasar de largo un virus, con lo que me gustan a mi, con el arte que tengo yo poniéndome enferma!.
Aunque... ¿no habíamos quedado en que los padres no solían contagiarse de las enfermedades de los hijos?. ¡Apañados vamos!. Me va a tocar ir corriendo a la farmacia a comprarme jalea real, que me da a mi que nos espera un otoño bastante divertido.

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