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Hay gente que parece que le ha cogido el gusto a eso de casarse. Mi hermana, sin ir más lejos. Si el pasado 28 de diciembre se casaba en una ceremonia civil de la que me avisó con tres días de antelación, justo tres meses después, el 28 de abril, ha repetido la experiencia en una singular ceremonia religiosa. Desde aquí tengo que agradecerle que esta vez me avisara ¡CON TRES SEMANAS DE ANTELACIÓN! Lo que viene siendo una eternidad si de lo que se trata es de organizar modelo para cuatro: tres niños y una madre.
Lo de los niños fue relativamente sencillo. Lo de la madre fue más complicado pues no es fácil, en plena época de bodas y comuniones, encontrar una buena costurera que te permita cumplir la promesa que le hiciste a tu hermana hace quince años a la vuelta de tu viaje de novios: “con la tela de este sari me haré un vestido para tu boda”. No encontré a nadie que me hiciera un vestido pero, tras suplicar, llorar y contarle mi vida con pelos y señales, conseguí ablandar el corazón de una amable y sensible modista y, por lo menos, pude llevar una falda hecha con la dichosa tela. Esto lo cuento porque creo que es una historia bonita y me hace ilusión contarlo.
Decidir qué poner a la niña de mis ojos fue mucho más sencillo. La boda de mi hermana era la excusa perfecta para encargar un vestido que vi hace tiempo en una web y del que, desde entonces, estoy profundamente enamorada.
¿Os suena?
Efectivamente, se trata de un modelo de la firma TERESA&LETICIA que me encanta. Me hubiera gustado en ese mismo color pero la tela ya estaba agotada. Opté, entonces, por un verde botella pero alguien se me adelantó, por muy poco, y la gasa verde botella también se agotó. Finalmente, y asesorada telefónicamente por la propia Teresa (ya sabéis, de Teresa&Leticia) opté por la combinación rosa y gris.
Para los zapatos, cuyo cordón se me olvidó atar, volví a recurrir a BELLE CHIARA. Aquí tengo que decir que metí la pata por acelerada. Encargué unas manoletinas en un tono de gris muy clarito pues pensé que iría muy bien con el abrigo de iba a llevar la niña. Efectivamente, el tono de la manoletina era igual al del abrigo pero lo que no había calculado yo es que los pantys que había comprado en CALZEDONIA eran bastante más oscuros que los zapatos. Conclusión, que si reutilizo el vestido tendré que buscar unas medias más claras o encargar unos zapatos más oscuros. Y, como me conozco, sé que me voy a decantar por la segunda opción pues las medias muy claritas no me gustan demasiado.
Adorné el modelito con un collar de BELAO que, todo hay que decirlo, fue un detalle que a la niña, a juzgar por la cara que puso, le hizo especial ilusión. Antes muerta que sencilla…
En cuanto al peinado fue una creación independiente de mi peluquera que hace siempre lo que quiere pasando por alto las ideas que yo pueda tener: si le pido que me oscurezca las mechas, le ponemos un tonito más claro que parece que me queda mejor; si quiero el pelo muy lacio le ponemos unas onditas que parece que le da más vida, si quiero que me deje el flequillo un poco largo es mejor que lo cortemos porque sino no voy a ver nada; y si quiero peinar a la niña con dos trenzas -una para cada lado- pues le vamos a hacer cuatro y ya veremos luego que hacemos con ellas…
Y éste es el resultado:
Y sí, se me ha ido la mano con las fotos. Y sí, ya sé que ni mi niña no tiene una preciosa melena rubia. Y sí, ya sé que mis fotos no son las de MIRACUI pero, ¿qué queréis que os diga? Si no presumo yo que soy su madre…
Os enseñaría a los Compritas Boys que iban muy dignos -muy sucios pero muy dignos- pero lo dejamos para mañana que ya es un poco tarde…
Sí os aviso de dos cosas:
2. El próximo sábado, día 11 de mayo, MISS MEDALLAS viene a Madrid y, como yo me caigo de sueño, mejor que os lo cuente ella AQUÍ.
Feliz semana.
may 6, 2013Compritas para los Peques