Cada poco tiempo aparece un gran negocio de estructura piramidal que, tras unos pocos años de crecimiento astronómico se estrella dejando en la estacada a la mayoría de sus «socios». Aunque siempre se ha querido negar, también negocios clásicos como Herbalife y Amway son piramidales. La diferencia puede estar en que estas empresas y alguna más, a diferencia de las que acaban desapareciendo, disponen de productos sólidos y de una continuidad en las ventas que las hacen viables. Pero se quiera admitir o no, son piramidales por la manera en que se retribuye a sus socios, principalmente cuando se vincula la retribución con el número de captaciones de otros distribuidores que se realicen. Eso es innegable, pero a pesar de todo llevan años y años en el mercado negándolo.
¿Tendrá que cambiar Herbalife su forma de negocio?
Herbalife. ¿Se dan cuenta ahora de que es piramidal?
Eso es lo que parece. De hecho acaban de aceptar el pago de ciento ochenta millones de euros para evitar la vía judicial tras una investigación que ha determinado que están engañando a sus consumidores.
Lo curioso es que tras aceptar este varapalo, sus acciones han subido más del 20% porque, de alguna manera, esto «certifica» que la marca no es un timo piramidal (formas de ver las cosas).
La Comisión Federal de Comercio afirma que la estructura de compensación de Herbalife es desleal porque recompensa a sus distribuidores en función del reclutamiento de nuevos distribuidores en vez de hacer simple y llanamente por las ventas obtenidas (y se dan cuenta ahora después de 36 años).
El acuerdo incluye el compromiso de Herbalife de reestructurar completamente su negocio y se le ha prohibido expresamente «tergiversar el potencial de ganancias de un distribuidor o sus probables ingresos» o prometer a sus fichajes que pueden «dejar sus empleos o trabajos» para vivir rodeados de lujos.
¿Un acuerdo después de tantísimo tiempo para que no se considere a Herbalife como un negocio piramidal? Extraño, muy extraño…
Ramón Cerdá