Antes de nada tengo que hacer mención y quitarme el sombrero ante un jugador como la "copa de un pino" que durante el tiempo que ha estado en Tarragona ha demostrado ser un gran profesional además de gran persona. Aún en los momentos menos buenos siempre ha estado ahí dando lecciones de un comportamiento ejemplar de cara al club y a sus compañeros. Es un chavalín que dentro de un mes cumplirá 36 añitos y lleva como nombre Morán, Don Morán.
Fernando Morán desde que llegó a Tarragona en el 2009 procedente, precisamente, del Hércules ha sido el referente del equipo, el jugador líder que tiene que guiar a sus compañeros a conseguir las metas deseadas. Y una vez más y cuando más se le necesitaba volvió por sus fueros. Cuatro goles en dos partidos, dos al Cartagena y dos a los alicantinos, le convierten en el segundo goleador del Nàstic por detrás del exgrana Powel. Cuando más se le necesitaba ha salido al campo a tirar del carro y gracias a él hemos vividos dos jornadas de ensueño dentro de nuestra particular peregrinación.
Después de la victoria en Cartagena la moral estaba por las nubes y el equipo se presentó en Alicante con intención de intentar dar la campanada y rememorar la victoria conseguida en el Rico Pérez hace dos temporadas cuando la situación de los dos equipos era similar a la de ahora y cuando nadie daba un duro por el Nàstic.
El rival, uno de los grandes candidatos para volver a primera, venía de endosarle una manita al Guadalajara y de ver como sus rivales para conseguir ese ascenso habían pinchado la jornada anterior. El Nàstic, colista de segunda, quería hacer su partido y evitar que sus propios errores le condenaran a una nueva derrota.
El partido que realizó el Nàstic fue muy serio de principio a fin. Se afianzó en defensa dando el balón al Hércules y a esperar alguna contra para conseguir batir a Falcón. A pesar del planteamiento defensivo vi a un Nàstic sólido y comprometido con la idea de que juntos se podrá mantener la categoría. No se falló tanto atrás como en otras ocasiones y arriba tuvimos quizás la suerte que en tantos y tantos partidos nos fue esquiva. EL Hércules empezó cada una de las dos partes con ganas de asediar a los granas, sobre todo la segunda, y a medida que pasaron los minutos fueron apagándose siendo su peligro cada vez menor y más controlado por el Nàstic. Morán de penalti cometido a él mismo inaguró el marcador en el minuto 35. Diez minutos más tarde Rodri de cabeza y a pase de falta sacado por Morán subió el segundo.
Con la entrada al equipo de Gilvan y Urko Vera el Hércules salió de nuevo al campo con la intención de dar la vuelta al marcador. A los cinco minutos de la reanudación Gilvan acortaba diferencias y de la manera que estaban jugando los locales ya pensaba más en otra remontada del rival que en sacar algo positivo. Tuvo alguna ocasión el Hércules para empatar el encuentro y hubo un penalti, difícil de ver en directo, no pitado por manos de Galindo que el árbitro no sancionó. A partir de aquí el Hércules se apagó y el Nàstic sin muchos alardes controló el partido no diré tranquilamente pero sí de una manera cómoda aunque estando delante de un equipazo como el Hércules tenía yo los nervios a flor de piel hasta que de nuevo Morán cuando se terminaba el encuentro culminó otra tarde mágica suya marcando el definitivo uno a tres.
Seguimos con nuestra artillería en la enfermería y con el juvenil Juan Millán echándonos una mano en la parte de arriba. Y que casualidad que cuando no disponemos de ningún delantero nato haya sido cuando más goles hemos metido. Seis en dos partidos. Quizás sin querer y arrastrados por las circunstancias hemos descubierto la combinación perfecta para afrontar el tramo final de la competición. Un tramo final en que no nos queda otra que seguir luchando y como he dicho en muchas ocasiones si caemos que lo hagamos con la cabeza bien alta y luchando, como en los dos últimos partidos, hasta el final.
No sé si estas dos victorias seguidas son flor de un día o sí no lo son consigamos reaccionar a tiempo. Las sensaciones del equipo hace dos semanas eran nefastas. Ahora son prometedoras. Solo son dos partidos que nos alejan de la permanencia. Solamente seis puntos. Por la parte que nos toca a los aficionados seguiremos con el equipo hasta final de temporada dándoles ánimos para seguir luchando por el imposible y luego estaremos con él en segunda, segunda b o donde sea.