Durante las próximas dos semanas terminaremos tres de las obras que nos han ido entreteniendo durante los últimos 3 años: la rehabilitación de una iglesia del XVII en Talavera de la Reina (ver fotografía, Toledo, España) y que está llamada a ser la sede de la segunda biblioteca municipal de esa localidad; la restauración de la Iglesia del Monasterio de Yuso (La Rioja, España, Patrimonio de la Humanidad – Lista de la UNESCO) y el Centro Tecnológico de Audiovisuales de La Solana (Ciudad Real).
Ninguna de ellas estará aparentemente completamente finalizada. A ojos de un recién llegado, podría parecer que hay cosas que no han sido restauradas. Pero la realidad es que las hemos dejado, a propósito, así.
Como dijo en una ocasión Alvaro Siza, no siempre es necesario terminar completamente las cosas:
Un aspecto que me impresiona mucho en la arquitectura y en la ciudad de nuestro tiempo es el empeño en llevarlo todo a su acabamiento, a su final, a su finalización. Esta tensión hacia una solución definitiva impide la complementariedad entre las varias escalas, entre el tejido humano y el monumento, entre el espacio abierto y el construido. Hoy cualquier intervención, aunque sea pequeña y fragmentaria, se obstina en conseguir una imagen final. Así se explica la dificultad de la compenetración entre las distintas partes de la ciudad.
En la vida ocurre lo mismo, solo estaremos verdaderamente terminados como hombres, el día en que nos despidamos de aquí. Mientras tanto, seguimos terminando, casi permanentemente, la obra de nuestra propia vida.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/