Se llevan dos años y dos meses. Son tan distintas de carácter, pero tan iguales en pasos dados hasta el momento... Una aprende a partir de la otra, y viceversa. L'aînée aprende paciencia y a utilizar la psicología inversa con su hermana. La petite aprende en tiempo récord lo que hace su hermana y lo sabe utilizar. Como hijas mías, pocas cosas malas puedo decir de ellas.
El caso es que estas navidades cayó una mala en la primera semana, y a la semana siguiente, fue la otra. Y a esto quería referirme. No por ser hermanas, todo se contagia, pero si, como madre de dos, he podido comprobar que después de una, va la otra. Aunque sean cosas distintas.
Lo ¿gracioso? es la manera de enfocarlo de l'aînée. La primera en ponerse mala -de gastroenteritis- fue la petite. Una mañana vomitó y a partir de ahí, empezó nuestra cruzada cagalera. Si lo normal son dos o tres días, a ella le duró casi una semana. Terminó con suero oral y actimeles para reforzar su flora intestinal. Danièle la mimaba, le daba un actimel y le decía que los petit bebibles no se los podía tomar, porque al estar malita de la tripa, sólo podía tomarse los que yo le daba. No le dejaba coger galletas y no le importaba que estuviese impertinente. Le cogía de la mano cuando lloraba, la acompañaba a la habitación a cambiarle el pañal. Comprendía que su hermana estaba malita, y por ello, la cuidaba.
Fue esa actitud la que me llamó la atención. Está claro que cuando alguna de las dos se pone mala, estamos pendientes de ellas, -más de la cuenta-, cambiamos la comida, cuidamos que beban más agua, exigimos un poco menos, etc. pero ella cogió su rol de hermana mayor como una niña mayor. Y es todo una alegría ver que, aunque hay veces, que se mueren de celos, o que "discuten", se adoran.