En varios capítulos, dedicados al artista palentino Herminio Revilla, pretendo dar a conocer la vida y valores de este creador, un anticipo de lo que con el tiempo será un libro dedicado a este genial imaginero, hombre sencillo que goza de una actividad creativa con visión pedagógica.
Siempre fui seguidor de Eugenio Fontaneda. Fue un ejemplo para mí. Lo admiré y, aunque ya no esté con nosotros, sigo haciéndolo. Tuve la ocasión y suerte de observar con qué cariño y delicadeza, sus manos mimaban pieza a pieza esa espectacular colección de obras que creó, ubicada por suerte en nuestra provincia de Palencia. Cada vez que visito su castillo me emociono, recibo una energía que me invita a seguir creando y aumentando nuestro humilde Museo de Villabellaco.
Cuarenta años en Galletas Fontaneda. -
Nada menos que 40 años trabajó Herminio en la fábrica de Galletas Fontaneda, formando parte de un equipo de cinco electricistas. A menudo era reclamado para realizar trabajos en casa de los Fontaneda, entre ellos montar cada Navidad el nacimiento. También se ocupó del montaje de la parte eléctrica del castillo de Ampudia, propiedad de Eugenio Fontaneda, y de la Casa Museo del General San Martín en Cervatos de la Cueza, que compró Eugenio Fontaneda. A los 55 años Herminio se jubiló en la fábrica de galletas y desde entonces dedicó todo su tiempo a trabajar en sus obras y museo.
El industrial, anticuario, coleccionista y miembro de la Institución Tello Téllez de Meneses, Eugenio Fontaneda, se puede decir que fue el descubridor de Herminio Revilla, que se convirtió en una de las piezas claves de la restauración del castillo de Ampudia. El castillo lo compró Fontaneda en mal estado y acometió su rehabilitación con la intención de crear allí un museo. Herminio guarda de Fontaneda un gran recuerdo y admiración, porque D. Eugenio le inculcó su amor por el arte, las antigüedades y todo aquello relacionado con la madera. Eugenio Fontaneda compró el castillo de Ampudia en ruinas y para su lenta restauración se valió de los profesionales de su fábrica, una de las piezas fundamentales fue Herminio Revilla que pasó muchos días en el castillo en reparaciones e instalaciones relacionadas con su oficio. Fue en este castillo cuando Herminio comenzó a sentir admiración por su jefe, y trató de imitar sus habilidades para la compra de antigüedades, también descubrió, el trabajador de Fontaneda, que la villa de Ampudia lo atraía, se pateaba con frecuencia el pueblo en las horas que no trabajaba en el castillo. El equipo que Fontaneda empleaba en el castillo se alojaba en casas particulares, las patronas de entonces. En los desplazamientos desde Aguilar a Ampudia, el chófer de Eugenio Fontaneda trasladaba al equipo de profesionales para realizar los trabajos de rehabilitación del castillo.
Los distintos destinos del Museo
⇐ Pinchar en la imagen para ir al Cuaderno del Autor