Ayer fue la cosa esa del Toro de la Vega en Tordesillas. Una tradición bonita, bonita donde matan un toro a lanzazos. Y es que las tradiciones hay que respetarlas. Ahí tenemos, por ejemplo, la ablación del clítoris, la lapidación, o la esclavitud. Tradiciones ancestrales que se están perdiendo en el maremagnum de la modernidad.
Y eso no puede ser. Yo es que si no ahorco un par de galgos o le arranco la cabeza a una oca me noto como si me faltara algo. Y matar focas bebé, eso sí que es una cosa con solera y mucho arte. En cuanto pueda me apunto.
Monumento, en la entrada del pueblo