El herpes labial es un tipo de grano o ampolla de color rojizo que se presenta en los bordos y contornos de la boca. Puede aparecer en forma individual o como una serie de ampollas. No es algo grave y, en la mayoría de los casos, desaparecen solos sin la necesidad de un tratamiento específico.
El origen del herpes labial está relacionado directamente con un virus conocido como herpes simplex (hay dos variedades, tipo 1 y tipo 2). La forma más adecuada de evitar el contagio del virus que puede llevarnos a tener herpes labial es seguir una alimentación balanceada (no deben faltar vitaminas, de manera que tengamos las defensas altas de manera constante), evitar las situaciones de estrés (pueden generar herpes labial) y seguir algunas normas de higiene específicas en caso de compartir alimentos o utensilios con personas que tengan este tipo de herpes. Si estamos con alguien que tiene herpes labial lo más indicado es evitar besarlo, compartir vasos, utensilios o tejidos con dicha persona.
Para eliminar el herpes labial no se debe aplicar ninguna crema o sustancia tópica en particular. Tampoco es buena idea apretarlo o tocarlo, dado que puede terminar infectándose más aún por la suciedad presente en las manos. En caso de querer acelerar la recuperación lo que se recomienda es aplicar un poco de hielo envuelto en un paño de algodón limpio. De todas formas no hay de qué preocuparse porque casi todos los casos de herpes labial mejoran de forma natural por sí solos. Para evitar la proliferación del virus que genera herpes labial hay que recordar lavarse las manos con agua y jabón bactericida de forma frecuente. Al mismo tiempo es importante higienizar la zona del herpes con agua limpia y una toalla especial para esa persona (no compartirla con nadie más).