A la hora de enfrentarnos a una hoja en blanco, hay mil teorías y trucos para que la creatividad empiece a fluir. En el post de hoy os traemos una técnica que funciona para muchos creativos publicitarios: los mapas mentales. Todos sabemos que para llegar a una buena idea hay que dar vueltas y vueltas sobre el tema, el producto, el público, y tooodo lo que les rodea.
Absolutamente todo, por muy insignificante que pensemos que es, interviene en el proceso creativo.
Muchas veces nos empeñamos en ponernos a pensar y apuntar únicamente las buenas ideas, y esto es un gran fallo ya que puede hacer que desechemos caminos totalmente válidos. Otras veces, simplemente nuestra cabeza no da para guardar toda la información que quisiéramos y, al no plasmarla, no se renueva. Y lo más común es que al ver todas las vías posibles apuntadas en un papel, el cerebro haga mejores y más sorprendentes conexiones.
Este tipo de mapas mentales trabajan mediante la visualización y asociación aleatoria de ideas. En ellos podemos expresar todo tipo de pensamientos para después crear una conexión con los objetivos del briefing, o simplemente para desahogar nuestra cabeza y dar paso a nuevas vías. Tanto si hay algo que nos guste mucho, como si es algo que aborrecemos, si no lo plasmamos todo lo que pensemos a partir de entonces irá en esa dirección. Los pensamientos se convierten en distracciones, y esta es la manera de canalizarlos.
Pueden tener color o no, dibujos o solo letras, pueden estar en un papel, en una pizarra o en una pantalla. Y, por supuesto, su uso no está restringido a la publicidad.
Lo ideal es colocar en el centro del mapa el argumento de venta o la ventaja principal del producto, aunque también puede ayudarnos abrir varios frentes que incluyan el producto que vamos a vender, el lugar o el público. Así, de cada rama iremos sacando vías que puede que coincidan, o algunas que no pensábamos que podrían valer en otro sentido. Por ejemplo, en la primera imagen vemos que la ventaja del producto es que son donuts bajos en calorías y a partir de ahí, las asociaciones son infinitas.
Tenemos que preguntarnos (las preguntas son esenciales, cuantas más, mejor) qué supone eso para los consumidores, cómo les hacen sentir, qué implica su forma, su sabor… Y de cada rama irán saliendo asociaciones que nunca imaginarías. Y ahí está la magia, en dejar que salgan todas, hasta las más absurdas, las que parece que no tienen sentido, las que no tienen nada que ver con el producto… Todo lo que vaya viniendo a la cabeza hay que apuntarlo.
Nunca rechaces ningún camino, cuando intentes asociarlos para dar solución al briefing te darás cuenta de si funcionan o no. Si la asociación de conceptos sale sola y da solución al brief, lo has conseguido. Si no, es que no has apuntado lo suficiente
Eso si, tampoco hay que volverse loco. Si estás atascado en una idea y no hay forma de sacar nada por mucho que apuntes y apuntes, déjala estar. Haz otra cosa, o no hagas nada, es lo más productivo. Recordad que los mayores descubrimientos y las grandes ideas de la historia han surgido en el momento menos pensado…
¡Feliz martes!