Revista Cultura y Ocio

Hey Chica!: el factor humano

Por Poplebon

Hey Chica!: el factor humano

El otoño es la época ideal para la ensoñación, la melancolía, algo de hipocondría y dejarse llevar. Hoy os traemos el último trabajo de una banda de Guadalajara (México) cuya música sería un fondo irreprochable para todas esas sensaciones que vienen de la mano de la borrasca.

Hey Chica! nace de las cenizas de Lavamatic, allá por 2007. Después de un grato debut con el EP Do you really believe?, en el que descubrimos la fantástica conexión vocal entre Jeka y Kiwi. Hey Chica! es un cuarteto que navega a contracorriente, que huye del tan manoseado y cansino –en ocasiones- lo-fi y que no utiliza la irreverencia gratuita para destacar. Lo suyo es sencillo y eso es algo de agradecer en estos tiempos.

Lo que nadie ve es una gustosa colección de ocho temas que se mueven en los nodos que suscitan las siempre complejas relaciones humanas y el opener -De pronto- se inicia de manera pausada, con guitarras dream pop que giran sobre sí mismas una y otra vez hasta quedar ensartadas dentro de Feels Like Sunday, para nosotros el mejor tema del álbum, una pegadiza base rítmica y estribillos que surfean sobre trompetas y que no permiten la marcha del oyente.

Lo que nadie ve es un tema nostálgico, que arrastra aromas del pasado en pos de la felicidad, en tanto que Reekiss se acerca a la ensoñación sin ningún tipo de temor de la mano de una sugerente sección de cuerda que le da -aún si más- un aire de añoranza que casa perfectamente con el inicio del otoño.

Adios Noviembre es el primer single: riff subterráneo tras una maraña de fuzz con la voz cortante de Jeka sobresaliendo entre las olas eléctricas, la antesala perfecta para Mental Space recupera el espíritu riot grrrrl, veloz y rabiosa, con un gen superviviente de los primeros noventa. La totalidad del conjunto Acaba por desembocar en Hasta el final, tema dulce cosido bajo un duelo de vocales que se dejan llevar sobre una pegadiza línea de bajo y hábiles cambios de ritmo sustentados por la trompeta de Rodrigo Castro y una musculosa base rítmica. La festiva guinda final te deja con ganas de volver a escuchar de nuevo Lo que nadie ve.

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