Revista Cultura y Ocio

Hicks & Hendrix

Publicado el 05 mayo 2014 por Isabelval @cabezadeisa

Bill Hicks

Es curioso ver cómo el Señor Bill Hicks se ha colado en este blog ya varias veces: El Viejo que Gritaba a las Nubes utilizó uno de sus monólogos para hablar del “pollo” Cyrus – O’Connor y recientemente el cantante de Gin Ga proclamó su amor por Hicks en la entrevista que le hice hace algunas semanas.

Yo también tengo un amigo que nunca desperdicia una ocasión para hablar de este hombre. Ya puedes estar hablando del mal tiempo que ha hecho, de lo que hiciste el fin de semana, de lo cara que está la vida…da igual: a la que te despistes, Hicks estará protagonizando la tertulia. Puede que por eso, cuando me dijo “Isa, he pensado en escribir algo para Cabeza de Gallo…” temblé. Aquí tenéis el resultado. ¡Que lo disfrutéis!

por Parko.

Pero, ¿Quién demonios es Bill Hicks?

Nunca sé cómo presentar a Bill, aunque me es más sencillo empezando con la anécdota de la Asociación de Gente que Odia a Gente :
¡Gente que odia a la gente, únanse! “¡No!” Estamos teniendo ciertos problemas reuniéndonos. ¡Ven a nuestra reunión! “¿Estarás allí?” Sí. “Entonces al carajo, no voy a ir.” ¡Pero eres nuestro mejor miembro! “¡Jódete!” De eso es de lo que estoy hablando. “¡Imbécil! ¡Vete de aquí!” Maldición, casi tuvimos una reunión. Es difícil reunir a mi gente.

En realidad, este hombre supo definir y destruir los límites “aceptados” y “correctos” en búsqueda de la honestidad en su mensaje, tratando de hacer ver a su público esas verdades incómodas de las que apartan la mirada en el único sitio donde no esperaban encontrarlas: en un show de stand-up comedy (El predecesor de los monólogos de hoy en día).

Inspirado por Hendrix, del que siempre fue fanático ( Su último show, antes de morir, empieza con “Let me stand next to your fire” a toda hostia) cogió el, por entonces, insufriblemente predecible arte de los monólogos y lo convirtió en una auténtica arma de desinformación masiva, de un modo parecido al que Hendrix redefinió por completo el arte de tocar la guitarra, convirtiéndose a su vez en una leyenda imperecedera. La comparación no es casual, puesto que ambos disfrutaron viendo retos donde los otros sólo veían barreras y límites, creando con ello algo nuevo y genuino, inmortal.

Por eso me atrevo a afirmar que Bill Hicks es la segunda venida de Hendrix. Ambos revolucionarios en sus respectivos campos, ambos fieles a su mensaje y a su deseo de llegar a los demás, y transmitirles una verdad absoluto y real.

Como ferviente creyente del mensaje de Hicks, intento aprovechar la mas mínima oportunidad (“¿Has visto el último monólogo de – inserte nombre aquí-?” “¿Tú has oído la anécdota de Gente que odia a gente?”) para proclamar mi fanatismo incondicional, y trato a la vez de hacer reflexionar sobre la hipocresía de la realidad donde nos movemos y de los tiempos convulsos que nos ha tocado vivir.

Por supuesto, tengo escaso éxito, pero les pido que se vean el primer minuto del vídeo que dejo debajo del texto y, si les parece, déjense llevar, como el que se pone un disco de Hendrix y se descubre a las dos horas, aún escuchando, sin darse cuenta de la percepción del tiempo.

Les prometo que no se arrepentirán.

Bill Hicks es el mejor amigo que nunca tendrán.

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