Querían parecer interesados en nosotros y ayudarnos. Nos consideraban unos inútiles.
Lo que les hacia así de viles era que, al vernos a nosotros se acordaron de sus dioses y del hecho de que nos observaban. Así se asustaron, se acordaron de sus libros sagrados que decían:
-Ayudad a los pecadores.
"Hiedra" de Şebnem Işigüzel