Revista Libros
Hierro ilustrado.
Antología gráfica y poética de José Hierro.Nórdica libros. Madrid, 2012.
No he conocido a nadie tan consciente de lo que era vivir. Y con esa consciencia escribía. Escribía sobre lo vivo y sobre lo muerto. Escribía sobre el amor y sobre la desdicha, sobre el trabajo y sobre la injusticia. Pasó frío con los andaluces y cruzó el océano para conocer la tierra en la que nació Walt Whitman. Félix, Guadalupe y yo lo oímos reír muchas veces en nuestra casa. Nos parece mentira no poder seguir viéndolo todos los días.
Esas palabras emocionadas cierran el prólogo de Francisca Aguirre -José Hierro; una presencia permanente- a una espectacular antología gráfica y poética del autor de Quinta del 42 que publican Nórdica Libros y la Fundación Centro de Poesía José Hierro.
Hierro ilustrado ofrece un recorrido esencial y significativo por los libros del poeta con abundantes ilustraciones que en casi doscientas páginas dejan el testimonio poético y plástico de una mirada tan honda y tan sutil como su palabra, de un diálogo potente y delicado entre la pintura y la poesía.
Casi sesenta poemas y más de sesenta dibujos y acuarelas de trazo tan vigoroso como su poesía. Los retratos, los autorretratos, los paisajes y las marinas que pintó Hierro basculan, como sus versos, entre el reportaje y la alucinación.
Esta completa antología de Hierro, que formó parte de una generación arruinada por un viento glorioso, abarca toda su trayectoria poética y vital, desde Tierra sin nosotros (1947) hasta Cuaderno de Nueva York (1998) Más de medio siglo de escritura con obras imprescindibles como el Libro de las alucinaciones o Agenda, a las que se añaden como epílogo los Sonetos de 1999, y con poemas imprescindibles no sólo en la trayectoria personal de su autor, sino en la poesía española de la segunda mitad del XX: Llegada al mar, Los andaluces, Lope. La noche. Marta o Lear King en los claustros son solo algunos ejemplos memorables.
El espléndido volumen, que lleva otro prólogo de Luis Alberto de Cuenca, es un homenaje al poeta en el décimo aniversario de su muerte. Una muestra se puede ver en este video, que tiene como fondo musical el String Quintet de Schubert, que Hierro evocó en uno de sus textos definitivos, Adagio para Franz Schubert, de Cuaderno de Nueva York, que comenzaba con estos versos, en los que fundía palabra, música y mirada:
Apenas vaho sobre el cristal
con ademanes de ceniza, con estelas de niebla,
señala el mayordomo el lugar reservado
a cada uno de los comensales,
y susurra sus nombres con sílabas de ráfaga.
Franz —todos — bebe copas, copas, copas
de un ojo ajado, de un resplandor marchito,
una luz madurada en otras tierras
diluidas en la memoria.
¿Dónde estarán los compañeros que no ve?
Acaso fueron arrastrados por las aguas de Heráclito
hasta donde el ocaso se remansa y languidece.
Han cesado las risas. Las palabras son ascuas.
Santos Domínguez