Revista Cine
Director: Mike Leigh
Cuatro años después de "Meantime" y dos antes de "Life is Sweet", Mike Leigh dirige "High Hopes". Ando poco inspirado como para rellenar esta introducción con algo relativamente entretenido. Tuve sueños raros que ya no recuerdo, eso sí.
Para qué estamos con cosas, con "High Hopes", Mike Leigh sigue demostrando varias cosas, como por ejemplo su innegable habilidad para crear personajes y escenarios intemporales, como cuadros de costumbres que hablan de la realidad de la época de la película aunque bien reflejan problemáticas antiguas o recientes, pero en el presente caso le da un giro satírico a sus habituales preocupaciones e intereses. "High Hopes" es una punzante comedia sobre las diferencias de clase y cómo el estilo de vida post-industrial, la fiebre capitalista (o de consumo: el ansia por tener más, por acaparar más, por aparentar más) y la sociedad de mercado van carcomiendo aquello conocido como moralidad, ética, solidaridad, o lisa y llanamente humanidad: la empatía, la habilidad para ponerse en el lugar del otro, para no dejar que los propios principios se vean consumidos por las mecánicas socio-económicas y políticas. Los personajes centrales en torno a los cuales Leigh elabora este entramado de burgueses, pequeñoburgueses (o nuevos ricos) y gente común y corriente de clase media, son una pareja conformada por Cyril (estupendo Phil Davis, quizás como una versión madura y apaciguada del iconoclasta hermano mayor de "Meantime", interpretado por Phil Daniels) y Ruth Sheen (también estupenda en esa cálida y sincera sencillez), él repartidor en moto y ella jardinera, dueños de un pequeño departamento de dos ambientes en un humilde edificio londinense, que entre el trabajo y sus propios ocasionales problemillas de pareja, deberán lidiar con la casi abandonada y ciertamente ya viejita madre de él; los pomposos vecinos de la señora, adinerados que viven en un vecindario medio pobre porque saben que eventualmente podrán vender la casa que compraron barato en quizás quién sabe cuántas veces el valor original (oh, los grandes proyectos inmobiliarios que de repente barren con barrios enteros); y la hermana del motociclista, una mujer grotescamente desesperada por aparentar clase, educación y comodidad económica cuyo estilo de vida raya en el mal gusto, la hipocresía y la ridiculez, tanto que parece haberse olvidado a ella misma, sin mencionar al marido de ésta, uno de estos empresarios medianos que por manejar más dinero que sus pares (claramente, menos que los verdaderos peces gordos) se infunde de todo un aura de ganador y despotismo.
Mike Leigh aprovecha esta pareja protagonista, cuyos problemas son los más reales, para dar una mirada a esa Inglaterra (o ese Londres) cuya gente y cuyos espacios poco a poco se van retorciendo en una sórdida y lamentable caricatura de sí misma. Aparte de lo anterior, "High Hopes" es otra de esas preciosas películas profundamente humanas y honestas al reflejar o retratar la vida, la cotidianidad de la gente común y corriente, y así como el director hace gala de su punzante y negro sentido del humor (olvidaba también al bonachón y cándido personaje del inicio, un sujeto recién llegado a Londres para buscar trabajo, seguramente proveniente de alguna ciudad semi-rural, que al parecer sufre todas las desavenencias que la no-gente de ciudad experimenta al adentrarse en estas grandes junglas urbanas), también nos deja un montón de escenas bellísimos o dolorosas, como el (in)tenso cumpleaños de la vieja madre o la escena final de la azotea, ésta última toda una clase de cine, de escritura y de dirección de actores.
Como siempre, hay que destacar también la fotografía de Roger Pratt (el mismo de "Meantime") y la banda sonora de Andrew Nickson, también encargado del mismo apartado en "Naked" y "Secrets & Lies".
Muy buena, sí señor.