Corría el año 1978 y AC/DC llevaban ya todo un lustro acumulando kilómetros y dando centenares de conciertos repletos de electricidad, rock gamberro y asilvestrado y músculo juvenil, acelerando en una Highway to Hell sin destino aparente. Desde Australia hacia el resto del mundo, con cinco discos editados internacionalmente: High Voltage (1976), Dirty Deeds Done Dirt Cheap (1976), Let there be Rock (1977) y Powerage (1978).
Era momento, por tanto, de un salto cualitativo y Atlantic Records estaba de acuerdo con ese objetivo. Por eso impuso que para el siguiente paso había que buscar un nuevo productor que pudiera llevar al grupo más allá, a un siguiente nivel. Empezaba mal el proyecto, pues esto obligaba a los hermanos Malcolm y Angus Young a prescindir de su equipo habitual, conformado por su hermano mayor, George Young, y su compañero Harry Vanda.
Pero fue ahí donde salió la vena de hermano mayor de George, ex miembro de The Easybeats y sexto hombre de AC/DC, quien aceptó echarse a un lado por el bien común de sus 'pequeñines'. Eso sí, no sin antes pedirles que, ante todo, fueran leales a sí mismo y nunca dejaran que nadie cambiara quienes eran, pues en su personalidad única a la par que dual residía ya entonces la magia del grupo.
RELACIONADO
Desde ese punto, con AC/DC convertidos en 'la próxima gran banda' de rock gracias a sus sudorosos recitales y a sus pegajosas y bacilonas canciones, comenzó la grabación del nuevo álbum en los primeros días de diciembre de 1978. Y la situación no tardó en ponerse tensa porque el productor elegido, el sudafricano Eddie Kramer, no era el tipo de persona que encajaba con el quinteto.
Kramer tuvo que soportar la tensión inicial, derivada de la desorientación de los Young, aunque ya había trabajado nada menos que con Jimi Hendrix, The Rolling Stones y Led Zeppelin, y había producido el exitoso Alive! de Kiss en 1975. Pero cuando los hermanos, junto a Bon Scott, volaron hasta los Criteria Recording Studios de Miami, la relación con Kramer no funcionó, tal y como relata Phil Sutcliffe en su libro AC/DC: Rock de Alto Voltaje.
A Kramer le gustaba comenzar a trabajar al mediodía y esperaba que las canciones estuvieran preparadas antes de entrar al estudio, pero AC/DC nunca habían trabajado así. Al productor tampoco le parecía adecuado el afán bebedor del vocalista y, por si fuera poco, pretendía utilizar teclados, algo que en última instancia hizo que la situación estallara en mil pedazos, pues eso era sencillamente una línea roja que el grupo no iba a cruzar (¡pretendía incluir una versión de Gimme some loving de The Spencer Davis Group!).
John Mutt Lange
Llegados a este punto, Malcolm telefoneó a su mánager de entonces, Michael Browning, para expresar el descontento de la banda. Por suerte para todos, se impuso la coherencia y Kramer salió para propiciar la llegada de John Mutt Lange, quien entonces solo era conocido por haber producido a los artistas new wave Graham Parker y a los Boomtown Rats de Bob Geldof (su suerte cambió con AC/DC y pasará a la historia como productor de enorme éxito también con Def Leppard, su ex Shania Twain, Foreigner, Bryan Adams e incluso Maroon 5 y Muse).
"Tres semanas en Miami y no habíamos escrito nada con Kramer, así que le dijimos que nos tomábamos un día libre y nos colamos Malcolm, Angus y yo en el estudio y grabamos seis temas. Le enviamos la cita a Lange y le preguntamos si le apetecía trabajar con nosotros", declaró Bon Scott en entrevista promocional a RAM sobre aquellos días de tedio y atoramiento creativo.
La llegada de Lange insufló nuevas ilusiones a los hermanos Young, a Bon y a la base rítmica, integrada por el bajista Cliff Williams y el baterista Phil Rudd. Por eso decidieron cancelar una gira por Japón con tan poco tiempo que el equipo ya se encontraba en el país nipón para centrarse en el álbum. Se trasladaron a Londres y compusieron en un local de ensayo antes de grabar en Roundhouse, en una época en la que solo se tomaron un día libre por la boda de Malcolm en el registro civil el 14 de abril de 1979.
Un buen aprendizaje
"Ha sido un buen aprendizaje para nosotros, pero especialmente Lange ha hecho un gran trabajo con la voz de Bon Scott. Él estaba muy contento con él, porque le enseñó a respirar y a proyectar desde el estómago. Y yo creo que a Lange le sorprendió que pudiéramos escribir canciones y no solo riffs", declaró Angus en otra entrevista promocional de la época con la revista Musician, en la que ya quedaba clara la satisfacción general.
Y eso que John Mutt Lange sí que hizo algunos cambios para reconducir lo que hasta entonces era la maquinaria descarrilada de AC/DC, una fuerza de la naturaleza totalmente fuera de control. Para tratar de poner orden y reconducir el sonido del grupo, el productor introdujo cierta refinación para la radio y coros para dar más peso a los estribillos de temas como Highway to Hell y Girls got rhythm.
"Mutt Lange se hizo cargo del tema comercial y nosotros de los riffs. Conseguimos que funcionara sin tener la sensación de que estábamos cediendo", resumió Malcolm a Metal CD, mientras él mismo decía algo similar también a a Mojo Magazine: "A él le gustaba nuestra simplicidad, nosotros éramos minimalistas. Sabía que estábamos dedicados a tope así que se aseguró de que los temas fueran sólidos".
Decenas de miles de kilómetros
Una vez el álbum estuvo terminado, resultó que a Atlantic Records no le hacía especial ilusión ponerlo en las tiendas con el título de Highway to Hell (Autopista al Infierno), más que nada para evitarse posibles críticas de sectores conservadores. Pero la cuestión es que este título hace referencia a las decenas de miles de kilómetros de carretera que AC/DC habían recorrido durante los años anteriores.
"Todo lo que hacíamos con el título era describir cómo es estar en la carretera durante cuatro años, como hicimos nosotros, en coches y autobuses, sin descanso. Cuando estás durmiendo con los calcetines del cantante a dos centímetros de tu nariz, eso es algo realmente cercano al infierno", explicó con sorna Angus a la revista Guitar World en 1993.
La letra del tema, que habla de no parar hasta llegar al infierno a toda costa, adquirió cierto cariz profético tras la muerte de Bon Scott en febrero de 1980 por una ingesta salvaje de alcohol, siendo rápidamente aceptado por los fans como su epitafio perfecto. El resto del disco, con letras sobre chicas, fiestas y desenfrenos varios, terminaron de dibujar el que muchos consideran el retrato perfecto del malogrado vocalista. Pero eso forma parte ya de la leyenda y la mitología.
27 de julio de 1979
Antes del fallecimiento de Scott, Highway to Hell llegó a las tiendas el 27 de julio de 1979. Y fue el primer disco del grupo en el Billboard Top 100 estadounidense, donde se coló en el puesto 17 (actualmente acumula más de diez millones de copias vendidas, su segunda obra más exitosa tras Back in Black). De manera que el salto cualitativo que había que dar sí o sí efectivamente se dio y AC/DC telonearon a Ted Nugent en el Madison Square Garden de Nueva York y a The Who en el Wembley Stadium de Londres.
Y ya no telonearían a nadie más porque ya nunca les hizo falta. Y eso a pesar de la mencionada muerte de Bon Scott poco después, que bien pudo finiquitar la meteórica carrera del grupo, si no hubiera sido por la inquebrantable fe que Malcolm y Angus Young tenían en ellos mismos y en el potencial de AC/DC. Por eso en julio de 1980, un año después de Highway to Hell y cinco meses después del adiós de Bon, regresaban de luto desde el infierno con Back in Black, el tercer disco más vendido de todos los tiempos. Pero esa es otra historia.