Hace un tiempo me hablaron de la existencia de caries del lactante, ya que sabían que mi nena se quedaba dormida al pecho y pensaron que si se le quedaba leche en la boca podría aparecerle. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Los bebés cuando maman de forma activa, por la posición de su boca en el agarre a la teta, la leche entra directamente en la cavidad bucal, ya casi en la garganta, es decir, no anda rondado por la boca. Y debo recordar que, cuando se quieren dormir, utilizan una succión no nutritiva (como harían con un chupete): ¡no cae leche!
Según La Liga de la Leche Internacional (el comentario de la página Crianza Natural, ), “habitualmente se considera que la lactancia materna es la causa de la caries dental, puesto que no se hace distinción entre las diferentes composiciones de la leche materna y artificial, y entre los diferentes mecanismos de tomarla. Al pecho, el pezón se sitúa al final de la cavidad bucal, evitando que la leche caiga alrededor de los dientes, a diferencia de cuando se succiona de una tetina. Sólo tenemos que considerar la abrumadora mayoría de niños amamantados con dientes sanos para saber que deben haber otros factores implicados.”
Sin embargo, ese peligro sí existe con la leche artificial en biberón. No se debe dejar al bebé con un biberón para dormir que contenga leche, zumo o algo azucarado. El líquido de los biberones cae constantemente y se les almacena en la boca. Los azúcares debilitan el esmalte y propicia un mayor ataque de las bacterias que no se hayan eliminado con un lavado.
Según http://www.odontologiaparabebes.com/lactancia.html:
" La lactancia materna no sólo tiene
enormes beneficios nutritivos, inmunológicos
y emocionales para el bebé.
Además favorece el correcto posicionamiento
de las arcadas dentarias y con ello,
una buena oclusión dentaria
(buena mordida entre los dientes
superiores e inferiores)"
Leí en alguna revista que lo ideal era lavarles la boquita cuando comienzan con la Alimentación Complementaria, a partir de los 6 meses por normal general (con lactancia artificial un poco antes). Después de las comidas se debería humedecer una gasa y limpiarle un poco las encías. Yo intento darle bien de agua al finalizar su comida (durante ella también) y dejar un poco la boca limpia.
Lo de usar gasar no me convencía mucho, sólo pensar el tacto de ellas en la boca me daba repelús. Así que busqué algún otro método.
Cuando el bebé no tiene dientes se puede optar también por un cepillo con un cabezal que masajea la encía y alivia durante la dentición. Muchos de ellos tienen un aro protector para que si lo usa el propio niño no se lo introduzca entero en la boca y se ahogue.
Debemos aprovechar a crearles una rutina. Yo me llevaba a Coquito al baño mientras me lavaba los dientes y aprovechaba su curiosidad para intentarlo con ella. Pueden aprender que lo saludable también puede ser divertido.
Limpieza con una gasa humdecida para las encías
Cepillo en forma de capuchón para una iniciación a la limpieza bucal
Varios cepillos evolutivos. Los primeros llevan un aro protector para evitar que se introduzca demasiado el cepillo en la cavidad bucal. Esto prepara al niño para lavarse los dientes solo.
Debemos señalar que la dieta también influye en la salud bucodental. Se debe optar por suplementos o alimentos ricos en Vitamina D, C y Calcio. Por otro lado, el uso de flúor, no exento de polémica, fortalece el esmalte y por tanto protege contra agresiones. Sus detractores argumentan que el flúor, en exceso, es nocivo y provoca manchas en los dientes. Como todo, depende de la forma en que se presente y su abuso.
De esta manera podemos resumir que la dieta, el flúor y una buena higiene son cruciales para mantener a salvo los dientes de nuestros pequeños.
Y vosotros, ¿Ya habéis comenzado a cuidar la higiene bucodental de vuestros bebés?