Hija de humo y hueso de Laini Taylor nos narra la historia de Karou. Cuando yo les consulté a otros blogueros sobre si me lo recomendaban o no, me dijeron que tenga cuidado porque tenía un poco de amor (y me conocen tan bien que saben que lo odio xD), peeeerooo, no fue así. El libro si bien tiene amor, no es el típico amor que chorrea melasa, es el amor normal de toda historia. La historia tiene mucho más de fantasía que de amor.
Los personajes que crea Laini Taylor son espectaculares, los mundos que crea también. Los dos tipos de "personajes" que crea son geniales: las quimeras y los serafines. Por momentos tuve ganas de ser un quimera (¿Cómo se dice: un quimera, una quimera o como?, y por momentos quería ser serafín. Los relatos que tiene sobre ambos grupos también son geniales, aunque a veces un poco confusos.
El personaje principal Karou me parece un personaje muy bien construido, con toda su historia que lleva atras y que la llevan a actuar de esa manera. Su mejor amiga Zuzana es algo genial, es el personaje que le añade cosas divertidas, que también es la amiga que la conecta a la tierra, y otras cosas más que no voy a spoilear. No se que pasa con los libros que hacen que los personajes secundarios a veces resulten más divertidos o interesantes que los principales, jajaja.
Tengo muchisimas ganas de seguir leyendo sobre esta saga, y ya tengo el segundo libro en mis manos (aunque de acá a que lo lea va a pasar un tiempo), aunque para el tercero falta un poco mucho de tiempo.
Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer.
Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo?
De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar.