Hijas del castillo Deverill
Santa MontefioreUmbriel, 2019512 págs.Serie: Las crónicas de Deverill #2
Sinopsis
En 1925 la guerra y los disturbios de Irlanda han quedado por fin atrás, pero entretanto se han perdido muchas cosas y la vida nunca volverá a ser la misma para Kitty, Bridie y Celia.
El castillo de Deverill, que durante siglos ha sido el hogar de los Deverill en el suroeste de Irlanda, ha ardido hasta los cimientos. Pero la joven y caprichosa Celia Deverill sorprende a todo el mundo al comprar las tierras con la intención reconstruir el castillo y devolverle su antiguo esplendor.
Sin embargo, la crisis financiera de 1929 está a punto de hacer estragos en los lugares más insospechados. Todo lo que parecía seguro vuelve a estar en entredicho, y Celia se enfrenta a la tragedia, a la pérdida de sus seres queridos y a la traición.
Opinión
Por fin vengo con la segunda parte de la serie de Los Deverill, una serie que me está encantando, Hijas del castillo Deverill.
Tengo que decir que posiblemente en este párrafo haya alguna información que pueda revelar algún secreto del primer libro, intentaré que no, pero es un poquito difícil. Nos encontramos en el año 1925, justo cuando lo dejamos en el anterior libro. Ya sabemos quién es quién compró el castillo y veremos qué pasa a continuación: su remodelación y su posterior inauguración. Esto traerá consecuencias, algunas buenas y otras muy trágicas, ya que hasta que llega ese momento pasan los años y las tramas personales rodearán al castillo. Estas tramas personales están protagonizadas principalmente por las tres protagonistas anteriores: Kitty, Bridie y Celia. En este segundo libro se centra muchísimo más en Celia y en la familia Deverill de Londres, así conoceremos mejor a Celia, su marido y su padre, Digby. Mientras, seguiremos con las andanzas de Bridie y su sueño americano, Kitty con su familia y su amarga relación con Jack. Hay muchos personajes y en este caso, hay una niña llamada Martha, que desde muy lejos notaremos la relación tan fuerte que tiene con los Deverill y esa relación de magia y de sensaciones que rodea Irlanda y esta familia.
En este caso la relación temporal va desde 1925 hasta 1939, son varios años donde veremos crecer la familia con niños que van creciendo, las uniones que se van creando o las discusiones y problemas que van surgiendo; veremos una evolución mucho más real, más fuerte y muy humana. Y es que todos los personajes son interesantes por varias razones: primera, son muy de verdad, verosímiles con sus acciones buenas y acertadas y como siempre, otras muchas malas y con consecuencias posteriores; segunda, todos esconden secretos y traiciones que desde el pasado les persiguen, y tercera todo ello rodeado de una maldición que parece ser sólo esta generación podrá remediar y ponerle fin. Este capítulo de los Deverill me ha parecido más interesante porque amplía a la familia, nos abre más argumentos y tramas y nos abre más mundo. Además, podremos saber mucho más sobre los antiguos Deverill, más concretamente sobre el malhumorado Barton, y cómo empezó esa maldición que pasados casi quinientos años todavía sigue más viva que nunca.
Otra de las cosas que más sorprende y que mejor expresa la autora es la ambientación: vuelve a ser exquisita y envolvente. Nos somete a una precisa descripción de Irlanda, pasada la Primera Guerra Mundial, y acercándonos a la Segunda Guerra Mundial, pero también nos cautiva con sus grandes descripciones de sus zonas verdes y de sus románticos lugares de ensueño. También viajamos a Estados Unidos y Sudáfrica. Viviremos diferentes momentos, unos más caóticos y trágicos, y otros más tranquilos y divertidos. Es una novela que integra muy bien muchos géneros, como la ficción histórica, narrando el crack del 29, la prohibición del alcohol o las mafias italoirlandesas que había en Nueva York. Pero también hay hueco para la crítica narrando las interesantes y trágicas aventuras de las expediciones en busca de diamantes que ocurrieron en esos años en tierras africanas.
Una novela perfecta que se lee sola, con momentos más trepidantes, y con momentos mucho más tranquilos, analizando y conociendo mejor a los personajes. En este caso me ha gustado muchísimo que se centrará tanto en Celia, desde el primer libro me pareció una chica muy sugerente que me daba buena vibra. Después de conocerla mejor sigue pareciéndome perfecta, con sus cosas buenas y con sus cosas malas. También me ha entusiasmado el nuevo personaje, Martha, una persona que irradia magia y ternura. La novela tiene un final muy abierto, todo queda en el aire esperando al cierre final en la tercera y última parte (¡ya no queda nada! Sale en octubre). Aunque no me gusta estos cierres por la incertidumbre y ansia que crean, pero todo queda en su momento más top en todos los personajes para descubrir cómo van a acabar y qué va a pasarles: es el mejor final para mantenernos expectantes ante intuyo lo que nos espera.
Sigo diciendo que Santa Montefiore es una de mis autoras favoritas. Sin duda es una autora con gran facilidad para conectar con el lector rápidamente, para describir a unos personajes sinceros, fáciles de creerse y muy humanos, y que crea esos ambientes llenos de misterio y magia rodeándonos siempre historias con mensajes del pasado. Una autora que sabe narrar historias excelentemente y aunque sigo diciendo que ha cambiado de estilo en esta serie, lo hace como si lo hiciera desde siempre. Recomiendo la serie de Las crónicas de Deverill, recomiendo a la autora, a todas sus anteriores obras, y espero con ansia viva la continuación de una serie interesante por sus historias, apasionante por sus personajes y entretenida porque consigue engancharte fácilmente, con una atmósfera envolvente y mágica y con finales de infarto donde te dejan muchas ganas de más.
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