Os voy a hablar de un sector de colegas muy particular. Son los hijos de médicos de renombre. La crème de la crème. La aristocracia de nuestro gremio. Destilan poder por cada poro de su piel. Son la clase VIP. No sabes porqué cuando sales por ahí de cena a ellos ya les han servido Champagne francés mientras que tú estás esperando por la sangría. Son nuestros futuros gerentes. Excepcionales políticos capaces de vender humo como si fuera el bien más preciado.
En fin, son ese tipo de gente, que cuando llegué a Madrid, prefería tener más bien lejos. Y es que reconozcamos, al menos, que todos tenemos prejuicios. Ese es uno de los míos. Nunca me ha caido bien la gente que no se ha esforzado por conseguir lo que tiene. Como cualquier prejuicio, si uno se esfuerza por superarlo, a veces descubre cosas que no esperaba, o que se estaba perdiendo.
Su nombre les abre muchas puertas, pero es que también les cierra otras. Será por eso que se mueven en pequeños lobbies, defendiendo sus intereses que casi siempre están blindados por estrategias que escapan al manejo del común de los mortales.
Durante la carrera he conocido a mucha gente de este selecto club. He de decir en su defensa, que por lo general son gente educada, y no sólo con un cierto nivel adquisitivo. Ayer alguien me informó de que parece ser que alguno de los comentarios de mi blog ha molestado a cierto grupo. La verdad es que no era mi intención molestar a nadie, a veces una pierde la perspectiva sobre quien puede haber al otro lado.
Esto me ha hecho pensar. Y es que aunque muchos no dan ni chapa durante la carrera y tienen expedientes brillantes, no todo el mundo es igual. Como en todos los colectivos, de este país, hay gente que trabaja, para que otros puedan vivir de las rentas. Algunos tienen heredado el gen de sus padres, y son o serán médicos excepcionales. Sin embargo, en cuanto uno dice de quien es hijo, la gente ya da por hecho, que son enchufados que no tienen mucha idea. Es como esas ofertas de trabajo que pone: "Abstenerse titulados por la Universidad Alfonso X el Sabio" (seguro que por esto también recibo algún comentario negativo).
En fin, que las generalizaciones nunca son buenas, y que después de acabar puedo decir que hay gente muy buena, buena, regular, mala y muy mala, como en todas partes, cada uno sabe a cual pertenece.