Hace unos pocos días me encontraba yo en el aeropuerto de Asturias esperando a irme a tierras catalanas sin lectura alguna, bueno sí, algunos apuntes, pero por muy interesantes que sean los apuntes, los apuntes son apuntes de toda la vida y no literatura o lectura de viaje amena y divertida. Lo que yo buscaba en esa tienda de todo un poco, en la que había muchas cosas, y cada cual más cara que la anterior, era precisamente eso, una lectura amena y divertida que me hiciera la espera y el viaje más rápido. Y entre Punset, autoras suecas, autores que cuentan la vida a través de sus gatos y otros macro bestsellers tipo el médico, me encuentro Hijos de los 80, de Aleix Saló por menos de diez eurillos (encima económico, ohh mai gott) y ni lo dudé.
Soy perteneciente a esa generación (la de los 80 digo por si algun@ se pierde) tan nostálgica y raruna a la vez, raruna por que estamos un poco entre tierra de nadie, entre nuestros padres y la generación posterior ya involucrada de lleno en los nuevos avances tecnológicos y la crisis, por que a nosotr@s, la crisis nos pilló de lleno.
Pensaba que era la única que le gustaba recordar (lo poco que puedo recordar) su infancia, las míticas películas, los juguetes, los objetos que ahora serían vintage total...y así un largo etcétera. Pero parece ser que no. Me encanta esta novela gráfica de Aleix Saló, tiene unos puntazos súper graciosos y un espíritu crítico fuera de lo común.
Aleix Saló ya es conocido por sus otras obras, Simiocracia, Españistán y Europesadilla. Además, ahora está volvado de lleno en hacer cortos que luego se pueden ver en su canal de youtube más que recomendados todos ellos, además no son muy largos, lo que es genial para los que a veces la paciencia nos falla.
En el libro, Aleix nos habla de cómo no afectó la crisis, nuestro sistema educativo (esa EGB...), la cultura de masas del momento, de las drogas, el despertar sexual, la vivienda, el mercado laboral y la revolución (o no tan revolución..) con muchísimo humor. Yo me he sentido identificada con muchas cosas y no he parado de reirme en la sala de espera del aeropuerto, cosa que no me importaba por que me lo estaba pasando pipa y el resto no (jujuju).
Por cierto, no viene a cuento pero.... ¿es posible que un café mediando en el aeropuerto te cueste, nada más y nada menos, que 2,25 euros?
Y luego, otra tontería, cada vez que me monto en un avión me fijo en una cosa nueva. En esta ocasión fue, cuando ya se están preparando para andar y luego despegar el avión, la azafata (esa que suele ser casi una muñeca modelo) dice: nananananana y CROCHET OK. ¿Qué diantres es el crochet? Por que no creo que sea la forma de tejer.... Croche, crochet, croshé.... que alguien me lo explique que estoy en un sin vivir y necesito toda mi energía para memorizar datos y más datos hasta el 11 de Febrero.
Esta entrada va dedicada al tiet, que cada vez que el Barça mete un gol, nos levantamos a saltar y nos damos un beso. :)))))