«Con la novela «Hildegarda», Anne Lise Marstrand-Jørgensen ha escrito un drama psicológico sobre una de las mujeres más importantes de la Edad Media, Hildegard af Bingen (1098-1179)»
Como Santa Teresa, Sor Juana Inés de la Cruz o Juana de Arco, Hildegarda de Bingen se revela como una de las personalidades más emblemáticas de la historia occidental y un referente imprescindible del feminismo contemporáneo: una novela histórica ambientada en una Edad Media sin precedentes, tan realista como mágica.
Cubierta de: ‘Hildegarda’
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Ya cuando tenía tres años, Hildegarda experimentó sus primeras visiones. Rápidamente se dio cuenta de que estaba viendo algo que otras personas no podían ver y mantuvo sus experiencias ocultas. Porque, ¿cómo reaccionarían otras personas si ella les dijera que escuchó la voz de Dios y que podía vislumbrar el futuro? ¿Qué iba a hacer su propia madre con su décimo hijo, que era delicado y diferente y casi siempre enfermo? ¿Y quién podría distinguir el habla de Dios y el diablo entre sí? Hildegarda tenía solo ocho años cuando la enviaron lejos de casa. Primero con la piadosa y joven Jutta von Sponheim —una aspirante a monja de la nobleza local—, que la prepararía para la vida monástica. Dos años más tarde, se mudaron juntas a una celda aislada en el monasterio de Disibodenberg. Hildegarda se vio obligada a vivir en silencio. Tenía poco contacto con los monjes, pero tenía un confidente. Una amistad inusual se desarrolló entre Hildegard y su maestro, el casi incomparable monje Volmar. La niña, se convirtió en monja, médica, escritora y visionaria. Ella compuso música que todavía se toca hasta el día de hoy.
Todo cambia cuando, tras muchos meses de penitencias físicas y fiebres místicas, Jutta fallece en 1136, venerada como una santa. Hildegarda, que la quería igual que una hermana, se convierte en abadesa. En ese momento intuye que tiene la oportunidad de actuar de otra manera: seguir siempre las instrucciones de la Luz. Decide, con la ayuda de su fiel asistenta Richardis —una monja prima de Jutta— trabajar para ampliar el número de mujeres devotas en el monasterio y crear una orden benedictina de monjas. Para ello, Hildegarda estuvo al frente del monasterio de Bingen; creó una orden de religiosas vestidas de blanco y sin velo, que durante las oraciones bailaban en círculos con flores en el pelo; se codeó con la nobleza, y arriesgó su vida desafiando a la Iglesia y hasta al emperador Barbarroja.
«Hildegarda fue nombrada oficialmente Doctora de la Iglesia en el año 2012 por el papa Benedicto XVI. Solo hay cuatro mujeres Doctoras de la Iglesia católica: santa Teresa de Ávila, santa Teresa de Lisieux, santa Catalina de Siena e Hildegarda de Bingen, siendo esta la más antigua y la última en recibir el nombramiento».
Nunca abandonó la vida monástica, pero finalmente se puso en contacto con los hombres más poderosos, incluido el Papa en Roma. La historia de Hildegarda va más allá de sus escritos y contemporáneos. Es un retrato matizado de una mujer que sigue fascinando a lo largo de los siglos y que en su obra tomó en consideración importantes temas existenciales: la fe, la duda, la vocación y la renuncia.
Pregunta.- ¿Crees que con tu novela has hecho comprensible en el siglo XXI una figura tan extraña como Hildegarda de Bingen?
Respuesta.– Espero que sí. De hecho cuando empecé mis investigaciones lo primero que noté fue las diferencias que existían entre nosotras, entre su vida y la mía. La manera de vivir era tan dispar que trate de ver el mundo a través de sus ojos en la medida de lo posible. No quería escribir una novela donde la colocaba en un museo y la miraba desde distintos ángulos. Lo que quería era estar en su mundo y tuve que trabajar mucho para entenderla. Las cosas de repente me parecieron más obvias y eso lo quería transmitir y espero que los lectores tengan esa misma experiencia y vayan entendiendo a alguien que parece exótica.
P.- ¿Cuánto tiempo le llevo comprender a Hildegarda para poder escribir este libro?
R.- Iba escribiendo e intentando entenderla al mismo tiempo pero me llevó año y medio aproximadamente y decidí desde el principio que necesitaba investigar el contexto histórico, como era la sociedad entonces, como vivía la gente, como vestía, como era la iglesia, como estaba organizada y también intentaba entrar en sus visiones, en su mundo espiritual al mismo tiempo que yo escribía. No podía esperar a entenderlo todo y luego escribir. Tuve que hacerlo a la vez porque al escribirlo era una manera de ir entendiéndola y podía fusionar su lenguaje con mi lenguaje y eso fue creando otro entendimiento de Hildegarda en mi propio mundo.
P.- ¿Es Hildegarga una mujer que convierte la debilidad en fuerza y la adversidad en progreso?
R.- Es la historia también de la niña malentendida, que presenta una visión al mundo que nadie más entiende. Hildegarda era del tipo de personas que van creciendo y las van silenciando sin dejarlas florecer, pero ella encuentra su fuerza y mantiene su fuerza en esas circunstancias.
«En su célebre obra ‘Scivias’ encontramos una de las primeras descripciones del planeta Tierra como un cuerpo esférico rodeado de estrellas y visto desde el espacio».
[Editorial Trotta, 1999]
P.- Su biografía de Hildegarda se publicó en dos partes 2009 y 2010. En la primera parte solo cuenta sus primeros 50 años que es cuando el Papa le concedió el poder de explicar a todo el mundo sus visiones. ¿Por qué?
R.- Esta primera parte es la más oscura, la más silenciada por todo el mundo. Si se hubiera muerto con 45 años nunca la habríamos conocido como la conocemos hoy.
En la segunda parte ella sale al mundo, tiene la aprobación del papa. No solo se le da la aprobación de poder hablar al mundo, sino que se la obliga a contar todo lo que ella oye y ve, y esto produjo un cambio radical en su vida. Ella no solo puede hablar sino que puede hablar en contra del poder, en contra del abuso del poder y me pareció una historia muy bonita el tener ese derecho de hablar y como utilizó la voz.
P.- ¿Quién es el monje Volmar?
R.- Es el monje que escribe para ella. Cuando ella tiene 14 años el celibato es algo muy importante y tiene como profesor a un monje no mucho mayor que ella y debió de ser una relación muy polémica, pero en mi libro él se convierte en su amigo y es la primera persona que realmente confía en ella. Cree que lo que ella cuenta es cierto. Se pone a su servicio escribiendo lo que dice, transmitiendo su mensaje y al mismo tiempo en el primer libro antes de tener la aceptación del papa probablemente tendría miedo porque ella era muy poderosa y también porque si el Papa dijera que no eran visiones de Dios que transmitía fielmente sus preguntas pues si ella se caía el también se caería, pero más adelante sus vidas están entrelazadas. Al principio están en el mismo convento, pero ella se va a otro convento y el la sigue y muere unos años antes que ella. En alguna de las cartas privadas no sobre temas religiosos, escribe –cuando ya son mayores- que está triste al pensar que él ya no va a estar porque va a morir y ella sabe que esto está mal pensarlo porque cuando el muera va a estar con Dios y es mejor que esta vida; pero a nivel personal él es como su marido espiritual, un amigo muy íntimo que casi llevaban una vida de casados pero no lo que simboliza un matrimonio en nuestro mundo.
Es un personaje muy importante en la vida de Hildegarda. Y en mi libro dejo que sea él el que ilustra las visiones de Hildegarda pues en la realidad no sabemos quien fue; fueron las monjas, quizá fuera Hildegarda pues para ilustrar las visiones de otra persona tienes que tener un conocimiento muy profundo de esas palabras y de la persona.
P.- ¿Qué significo para la joven Hildegarda que a los 8 años la envíen a vivir con la joven JUTTA en el monasterio de Disibodenberg?
R.- No es difícil imaginar lo difícil que fue para ella vivir alejada de sus padres y de todo lo que ella conocía, pues donde ella vivía antes había mucho ruido: mercados, animales, fiestas, sirvientes y allí está confinada en un convento con silencio total y Jutta tiene una manera de practicar el cristianismo de una forma muy estricta, se autocastiga y ve que el castigo del cuerpo y la negación del cuerpo es una manera de entregarse a Dios, por lo que imagino que debió de ser unos momentos muy difíciles para Hildegarda y es interesante pues cuando es un poco más mayor empieza a desarrollar otra manera de practicar el cristianismo interactuando más con el mundo, con la belleza del mundo, no niega e cuerpo sino que llega a un equilibrio entre cuerpo y espíritu y eso es una visión más moderna.
P.- Como crees que Hildegarda convenció al Papa de que su discurso provenía de Dios en una época en que la mujer estaba muy limitada en sus facultades hacia el exterior.
R.- Ella se posiciona como mística, como una persona que recibe el mensaje de Dios de forma distinta a una persona que estudia la Biblia. Los místicos están fuera, están solos, viven solos, son personas que no están dentro de la Iglesia. Por otro lado la pasión que tiene, tiene que ser muy sabia para ser aceptada, entonces es una mezcla de ser alguien de fuera, que puede vivir en un convento de manera muy estricta insistiendo sobre sus visiones, visiones que van en algunas ocasiones en contra de doctrinas de la Iglesia pero no se rebela contra la Iglesia pues es muy leal al Papa, bastante conservadora en ese sentido, el lenguaje que utiliza y la manera de proseguir esas visiones son distintas pero se entera de ellas porque conoce el lenguaje, sabe como trasmitirlo y se considera como “una vasija” esperando ser llenada con la palabra de Dios y así puede ser aceptada como alguien de dentro siendo ella alguien de fuera.
P.- ¿Fue Bernardo de Claraval importante para ella?
R.- Cuando ella intenta conseguir que el Papa la acepte muestra el otro lado, esa capacidad de ponerse en contacto con personas que eran muy importantes, que puedan defender su posición en sitios importantes. Ella no conoce a Bernardo de Claraval personalmente pero le escribe una carta personal en la que le cuenta sus experiencias desde que era muy joven y le pregunta con gran humildad que es lo que debe hacer, y la respuesta que recibe es la respuesta de un hombre muy ocupado (las cruzadas) . Pero poco tiempo después sus visiones se mencionan en una reunión en una iglesia y como que se planta una semilla en él que declara que sus visiones deben ser aceptadas.
“Carta de Bernardo, abad de Claraval a Hildegarda (1146-1147)
(…) Por lo demás, ¿qué podemos aconsejar o enseñar donde hay un conocimiento interior y una unción que todo lo enseña? Más bien te rogamos y pedimos humildemente que nos tengas junto a Dios en la memoria y también a aquellos que están unidos a nosotros en la comunidad espiritual en Dios”.Este párrafo lo he extraído del libro «Hildegard von Bingen. Vida y visiones»; edición de Victoria Cirlot (Siruela, 1997) [Pág. 125]
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
La autora:
Anne Lise Marstrand-Jørgensen (Frederiksberg, Dinamarca, 1971) inició su carrera como escritora en 1998, cuando publicó su primer poemario. Hildegarda, su biografía novelada de la célebre monja, médico y compositora alemana Hildegarda de Bingen, recibió el Premio de Literatura Weekendavisen, fue elegida mejor libro del año en Dinamarca dos años seguidos y la convirtió en una de las autoras más conocidas de su país. También ha publicado una apasionada historia de amor ambientada en Copenhague en 1959, Det man inte vet (‘Lo que uno no sabe’), y la biografía novelada Margarete I, centrada en la figura de la reina Margarita I de Dinamarca. Marstrand-Jørgensen también ha cosechado un gran éxito de público y de crítica en Noruega, Suecia, Hungría, Alemania e Italia.
El libro:
Hildegarda (título original: Hildegard I, 2009) ha sido publicado por la Editorial Lumen en su Colección Narrativa. Traducción del danés de Blanca J. De Carranza y Queirós, 2021. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 486 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo en el que Anne Lise Marstrand-Jørgensen nos haba de su novela Hildegarda.
Para saber más:
Hildegarda de Bingen en Wikipedia.