Revista Opinión

Hillary “bandwagon” Clinton

Publicado el 10 abril 2015 por Polikracia @polikracia

La formidable maquinaria electoral estadounidense, ya engrasada tras meses de especulaciones periodísticas y sondeos sobre conjeturas está a punto de ponerse definitivamente en marcha para Demócratas y Republicanos.  Abril será el mes en el que empezarán a confirmarse pasos adelante y atrás por parte de aquellos que hasta ahora se han dejado querer como posibles candidatos de sus respectivos partidos al despacho oval.

Nombres como Jeb Bush, el teapartier Ted Cruz (que ya confirmó a través de su cuenta de Twitter su intención de concurrir), Rand Paul (libertario que lanzó su campaña el 7 de abril), Marco Rubio, cuyo anuncio es inminente, o el moderado Chris Christie han sonado con mayor o menor intensidad en el campo republicano.

En el entorno demócrata un nombre destaca sobre todos los demás: el de Hillary Clinton.

Muchos asumen que esta vez sí, tras su ajustada derrota ante Obama en las primarias de 2008, es el momento de la tenaz ex-Secretaria de Estado para hacerse al menos con la candidatura demócrata en Julio de 2016 en Philadelphia, donde tendrá lugar la Convención Nacional Demócrata que culminará el interminable rosario de discursos y caucus que tradicional y oficialmente inaugura Iowa en Enero.

La concurrencia de Clinton constituye desde hace tiempo una especie de secreto a voces, una verdad conocida por propios y extraños con todavía menos misterio tras conocerse que la futura campaña de Clinton ya tiene sede contratada. Dicha sede se ubicará según la web Politico.com en una pujante zona de Brooklyn donde el equipo Clinton2016 compartirá acera con algunos de los Brokers de bolsa más conocidos del mundo.

La posición ventajosa de la que partiría la candidata gracias a la fortuna del imperio familiar, su efectivo trabajo durante las “primarias invisibles” a la hora de recabar apoyos, la todavía considerable influencia que conserva el que fuera cuadragésimo segundo presidente de los Estados Unidos (hecho que permite a los más ácidos hablar de un “Partido Clinton” dentro del Partido Demócrata), la ya demostrada capacidad recaudatoria de Hillary entre los grandes donantes, más el añadido psicológico de aparecer desde un momento tan temprano no como “un nombre” si no como “el nombre” de las primarias Demócratas puede tener consecuencias en el grado de competitividad de las mismas y provocar cierto efecto “bandwagon” (también llamado ‘de arrastre’ o del ‘caballo ganador’) a favor de la Senadora, lo que retraería a los cuarteles de invierno a posibles candidatos de peso que declinarían presentarse para perder contra Hillary, esperando mejor momento.

Un clásico del partido Demócrata como Gary Hart, un progresista que sabe bien lo que es ser un underdog y encontrar dificultades a la hora de recaudar frente a candidatos mejor posicionados en la carrera, alerta de los peligros de una campaña poco o nada reñida. “La campaña del billón de dólares” que según Hart estaría preparando Clinton la convertiría en una especie de apisonadora en el camino hacia la nominación en Julio de 2016.

Aún así, ¿puede considerarse esto un verdadero problema para los Demócratas? ¿es realmente un problema tener una candidata tan fuerte desde el primer momento? Si esto fuera un problema, sin duda muchos partidos del mundo querrían sufrirlo en sus propias carnes…

Mientras las cifras de Hillary Clinton sigan pareciéndose a esto (también respecto a sus competidores republicanos) no habrá demasiado problema…

ARTICULO

fuente: Gallup.

Con todo -y en ese sentido iba la advertencia de Mr Hart- unas primarias aparentemente decididas de antemano o de perfil bajo en las que Hillary no encuentre un oponente real capaz de ponerla políticamente en apuros, que la obligue a pronunciarse sobre todos los temas sobre los que más tarde votan todos los estadounidenses, unas primarias, en definitiva, que no atraigan la atención del electorado norteamericano (atención que estará, por otra parte, dividida por lo que suceda en el proceso paralelo de los Republicanos) y una campaña que no motive ni movilice excesivamente a los simpatizantes demócratas,  podría tener consecuencias negativas para las perspectivas electorales del Partido en Noviembre.

Unas primarias reñidas en términos de recaudación, de victorias parciales en los distintos caucus, con debates encendidos -como fueron las de 2008- fomentan la atención del observador y motivan la activación en fecha temprana respecto a las elecciones de los grassroots del partido: los simpatizantes que contribuyen económicamente y con acciones de voluntariado en pro de una campaña y que en un contexto de mayor competencia pueden percibir su trabajo de multiplicadores políticos como útil y necesario.

No hay que perder de vista además, que la terna inicial de candidatos republicanos parece más sólida que en contiendas anteriores, que la lucha en esta orilla promete ser más entretenida que en la Demócrata, que hay candidatos defendiendo posiciones políticas muy dispares (lo que suele atraer en mayor medida la atención mediática en los debates) y que alguno de ellos estará jugándose su futuro político tras las muy altas expectativas puestas en liza (atención a Marco Rubio, de 44 años y apodado “el salvador republicano” por la revista TIME).

Incluso la “Voz Moral” del Partido Demócrata ha elevado la suya contra una “entronización”, sin más ni más, de Hillary Clinton. Nos referimos a Elizabeth Warren, que en una explícita entrevista a la CBS pedía un “debate vigoroso” en el seno del Partido. No han faltado, de hecho, quienes animan a Warren para que se presente a las primarias como alternativa a Clinton.

Pese a la popularidad y fortaleza de su característico discurso progresista que hace de ella un referente ideológico nacional en conexión con las clases medias atribuladas por la crisis, con sectores clásicos de voto demócrata y con grupos tan importantes como los latinos (gracias a su decidida postura sobre la reforma migratoria), parece concordar con aquellos que opinan que puede servir mejor al Partido Demócrata ejerciendo de alma y conciencia que intentando asaltar la Casa Blanca. En definitiva, siendo que estando: siendo la versión 2015 del recientemente fallecido Mario Cuomo.

Y si Warren no va, ¿quién pondrá en aprietos a Hillary en Iowa? ¿tienen banquillo los Demócratas? ¿habrá partido por conseguir la nominación? ¿pueden unas primarias no disputadas afectar a la vitalidad del proyecto político de cara a 2016?

Lo veremos, esto está a punto de comenzar… (bueno, ya ha empezado).


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