Ray McGovern : “ Lo que me duele son los golpes que se están dando contra nuestros país y sus antiguos ideales, no por los huesos rotos, o por el hombro dislocado, sino por lo que parece no tener cura, así que pasen la palabra, por favor”.
Kevin Zeese.- El martes 15 de febrero, la Secretaria de Estado Hillary Clinton pronunció un discurso sobre la importancia de la libertad de expresión en la era de Internet. Su crítica iba dirigida hacia algunos países extranjeros, criticando la falta del derecho a la expresión por parte de sus ciudadanos.
Durante el discurso, Ray McGovern, un veterano que sirvió durante 27 años como analista de la CIA, ejerció su derecho a la libertad de expresión poniéndose de pie, permaneciendo en silencio, y dando la espalda a la Secretaria de Estado. Protestaba por las guerras en curso, por el tratamiento que se está dando a Bardley Manning y por el militarismo de la política exterior de los Estados Unidos. No interrumpe el discurso de la Secretaria de Estado, simplemente permanece en silencio.
La acción de McGovern fue valiente y desafió a la Secretaria de Estado. Dos agentes de la policía se lo llevaron violentamente y lo arrestaron. Como se puede ver en el vídeo, McGovern, de 71 años de edad fue golpeado.
McGovern no sólo es un ex analista de la CIA. Hacían los informes diarios para los presidentes Ronald Reagan y George HW Bush. También informaba al asesor de Seguridad Nacional, al Estado mayor Conjunto y al Gabinete de Seguridad. Protestaba por las actuales guerras que está llevando a cabo Estados Unidos con la pretensión de controlar los recursos naturales, especialmente el petróleo, por la proliferación de bases militares de Estados Unidos en zonas estratégicas y por su inusual alianza entre los Estados Unidos e Israel. Por eso, cuando se puso de pie en silencio su discurso se estaba oyendo.
Y cuando la Secretaria de Estado seguía hablando sobre la importancia de la libertad de expresión, como si nada estuviera ocurriendo ante ella, la voz de Ray McGovern se hizo más visible. La hipocresía de Estados Unidos es ensordecedora. La libertad de expresión fue atropellada ante sus ojos, pero ella seguía con el run-run de la libertad de expresión, sin hacer nada, mientras criticaba a otros países, Estados clientes de Estados Unidos, como Egipto o enemigos, como Irán, por su negativa a permitir a sus ciudadanos a expresarse libremente.
El día en que McGovern fue maltratado y herido por la policía, un periodista independiente, Brandon Jourdan, acababa de regresar de Haití, desde donde estuvo informando sobre la reconstrucción de las escuelas. Cuando regresó a los Estado Unidos fue detenido inmediatamente, interrogado sobre el motivo de sus viajes e inspeccionaron todos sus documentos, teléfono, material fotográfico y ordenador. Es la séptima vez que Jourdan dice haber sido objeto de un profundo cacheo en los últimos cinco años, y ha sido informado por los funcionarios de que está su nombre en una lista. ¿Libertad de expresión? ¿Libertad de prensa? ¿Cómo es que no hizo nada la Secretaria de Estado? No, ella no hizo nada, permaneció impasible.
Y ese mismo día, como ya ocurre desde hace 8 meses, el soldado Bradley Manning se encontraba en régimen de incomunicación, torturado, por el presunto delito de compartir con los medios de comunicación las pruebas de los crímenes de guerra en Afganistán e Irak, así como los delitos cometidos por los agentes de la política exterior de los Estados Unidos. Entre los documentos que se le acusa de filtrar se encuentran los cables diplomáticos que muestran que la Secretaria de Estado Hillary Clinton emitió un orden directa a los diplomáticos de Estados Unidos para que espiasen, incluso ilegalmente a los diplomáticos de la ONU. ¿Ha dicho algo la Secretaria de Estado sobre el tratamiento que se está dando al soldado Manning antes del juicio? No, ella no ha dicho nada, permanece impasible.
Finalmente, un último ejemplo de lo muchos de los que se podía hablar aquí: mientras que la Secretaria de Estado Hillary Clinton hacía estas declaraciones, los agentes del Departamento de Justicia de los Estados Unidos están tratando de encontrar una fórmula para procesar a Julian Assange, el editor jefe de Wikileaks, donde se han publicado más documentos clasificados que el Washington Post en las últimas décadas, aunque dicen ellos que no es un periodista. Algunas de las filtraciones más recientes de Wikileaks han favorecido la revolución en Túnez. Y durante las revueltas de Egipto, los documentos de Wikileaks mostraron que el vicepresidente Omar Suleiman había sido elegido por Israel para suceder a Mubarak. Militares entrenados por los Estados Unidos y agentes oficiales de la inteligencia torturaron a petición de Estados Unidos, mientras que la Secretaria de Estado Hillary Clinton se ha quedado muda sobre las acusaciones de Assange, pero no se quedó impasible sobre Suleiman: es su elección como sucesor de Mubarak.
Hay que hacer ver a la Secretaria de Estado que tiene que ser consecuente con sus palabras, que tiene que defender la libertad de expresión, que debe pedir disculpas por el tratamiento dado a McGovern y anular lo cargos contra él. Su acción de protesta en la que exponía los crímenes de guerras y otras actividades criminales merecen por contra un aplauso por parte de los que aman la libertad de expresión. Del mismo modo, se debe informar a la Procuraduría General que la investigación a la persona de Julian Assange es abusiva y la persecución a Wikileaks detenida. La Secretaria de Estado Clinton está presente en los numerosos desafíos que contra la libertad de expresión se están dando en Estados Unidos. Ella, la Secretaria, podría convertirse en el adalid de la reactivación de la libertad de expresión, o bien permanecer impasible, como hasta ahora.