Revista Opinión

HIMEN NACIONAL. Hoy, hace 16 años. 5 de noviembre de 2005

Publicado el 05 noviembre 2021 por Cronicasbarbaras

Crear una nación como están exigiendo los nacionalistas catalanes resulta carísimo: hay que reconstruirle a cada contribuyente una identidad patriótica e inculcarle entrañables sentimientos localistas basados en falsos agravios históricos a objetos e ideas inertes.
A esa persona, que seguramente solo ha conocido bienestar y democracia, debe anulársele toda simpatía exógena para imponerle una única cultura-lengua, y quizás raza, y rehacerle el himen patriótico, como hacen con algunas mujeres de culturas machistas para devolverles la virginidad.
“La Vanguardia”, el diario barcelonés al servicio del poder de cada momento, dice que en Cataluña los impuestos de circulación y de los inmuebles, del agua y las gasolinas, son, entre otros muchos, los más elevados de España.
Ese exceso de recaudación no se destina al Estado, sino a los gastos corrientes de la Generalitat y de los ayuntamientos crecientemente nacionalistas. Gastos que son suntuarios y que deberían compararse con los de otras comunidades menos preocupadas por la virginidad racial, cultural o lingüística: así se vería el destino del dinero.
Para catalanizar toda actividad los nacionalistas montan un Estado paralelo y rival del Central; y además, un estado policial propio. Nacionalizan incluso los letreros de las tiendas, y quien conserve nombres en castellano se enfrenta a la policía secreta del pensamiento, remedo de la franquista en cuestiones idiomáticas.
La dictadura filológica gobierna el territorio. Los sacerdotes de la religión lingüística expiden certificados de himen patriótico: carísimos, porque hay que recomponerle la virtud a las radios, televisiones, escuelas, universidades, empresas, oficinas, himnos, arte, publicaciones, bohemia, arquitectura, ostentosos libros oficiales, revistas, seudoembajadas exteriores, viajes de afirmación nacional mundo adelante, fastuosos actos sociales.
Oneroso y opresivo patriotismo, mientras los servicios fundamentales se erosionan gravemente.
Por eso, Maragall y sus vates-cuates, ayudados por ZP, lanzan intimidatorias exigencias en el Parlamento español para que los demás les paguen la reconstrucción del himen patriótico, su Formación del Espíritu Nacional: una asignatura con la que los gallardos nacionalistas almogávares obtendrían notas sobresalientes durante el franquismo porque difunden la misma doctrina facha a la que solamente le cambian el nombre de España por el de Cataluña.


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