¿Alguno de vosotros ha sufrido alguna vez de hipertensión arterial? La presión arterial se puede elevar a veces sin una causa previa conocida: desde el consumo en exceso de café u otros excitantes, azúcar, tabaco, sobrepeso, estrés, sobrepeso, falta de ejercicio… o bien por seguir una dieta inadecuada, muchas veces con exceso de sal.
Si los niveles de la presión no vuelven a la normalidad en pocos días (u horas) podemos hablar de hipertensión arterial (HTA), es decir, el aumento de la presión arterial de forma crónica con valores iguales o superiores a 140 mm de Hg (mercurio) de presión sistólica y 90 mm de Hg de presión diastólica. En estos casos, se debe visitar al médico para que valore vuestro estado de salud y tratamiento a seguir para reducir la presión. Pero eso no es todo:
Es conveniente seguir una dieta baja en grasas saturadas y baja en sal (eligiendo la sal natural en lugar de la sal común o sal de mesa). Según la Fundación del Corazón, numerosos estudios han demostrado que reducir la cantidad de sodio en la dieta reduce la presión arterial.
La sal es necesaria en el organismo en pequeñas dosis, pero si se sobrepasa la cantidad adecuada, se puede producir retención de líquidos y aumento de la presión arterial. Necesitamos 1,25 g de sal al día y tenemos que tratar de mantener su ingesta por debajo de los 6 g al día (1 cucharilla de café): 6 g de sal = 2,5 g de sodio = 2.500 mg de sodio. (Pero como he comentado antes, es preferible consumir sal natural en lugar de sal común o sal de mesa. Pero ya hablaré de ello en otro post).
En general, la forma más fácil de reducir la sal (sea del tipo que sea) en la dieta es no añadirla a los alimentos. Sí, ya sé que de esta manera los platos pueden parecer algo insípidos al principio, pero nuestro paladar poco a poco se irá acostumbrando a comer sin sal.Lo mas indicado es seguir una dieta rica en verduras, frutas, legumbres, pescado, aceite de oliva y alimentos que contengan poca grasa. En cuanto a los alimentos, es mucho mejor consumirlos frescos que precocinados o preelaborados ya que estos últimos suelen tener una alta concentración de sal entre sus ingredientes.
Para hacer el menú más apetitoso, se pueden utilizar especias y hierbas como sustitutos de la sal. Tomillo, laurel, orégano, albahaca, pimienta, perejil, salvia, menta, cebolla, ajo o un chorrito de limón pueden ser el complemento ideal para poner más sabor a vuestras recetas.
De mayor a menor contenido, algunos de los alimentos más ricos en sal son: cubitos de caldo, sopas comerciales, bacalao salado y encurtidos, tocino de cerdo, caviar, pizzas, precocinados (croquetas, empanadillas…), queso azul, ketchup, jamón serrano, aceitunas, jamón cocido, embutidos, queso manchego, patatas fritas comerciales, frutos secos salados,…
Si queréis saber más, desde este link, podréis descargar una dieta para bajar la tensión alta o HTA:
Además de disminuir la ingestión de sal y seguir una dieta equilibrada, para prevenir y tratar la hipertensión arterial, es conveniente:
Hacer ejercicio con regularidad
Mantener un peso saludable
Evitar el consumo del alcohol, café y demás excitantes
Y cómo no: No fumar