Actualmente existen en el mercado dos tipos fundamentales de hipnóticos (inductores del sueño). Los benzodiacepínicos, tipo valium, diacepam u orfidal, y los demás, denominados no benzodiacepínicos, tipo zolpidem, por ejemplo. Estos últimos tienen mucha aceptación entre los pacientes, porque producen en principio mucha menos dependencia que los primeros, por lo que no se habituan tanto al tratamiento a lo largo del tiempo y, por tanto, no hay que ir aumentando la dosis paulatinamente para obtener el mismo resultado y a suvez se pueden retirar mas rápidamente si es necesario.
Pues bien, recientemente se ha publicado un estudio relacionando la frecuencia de caídas y, como consecuencia de ello, fracturas de cadera en pacientes que tomaban éstos últimos fármacos (los no benzodiacepínicos).
Ellos demuestran que en el caso y, solo en ese, de los pacientes alojados en residencias de ancianos y con limitaciones tanto psicológicas como mecánicas, se ve incrementado el riesgo de fracturas de cadera, sobre todo durante los primeros quince días del inicio del tratamiento, por lo que lo desaconsejan.
Por tanto, habría que plantearse en los ancianos con esas características el uso sólo de hipnóticos benzodiacepínicos, como ya he explicado.
Aquí el enlace al artículo: Hipnóticos y fracturas de cadera