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Hipócrates – Consejos médicos

Publicado el 14 septiembre 2012 por Jordiguzman

Aunque el concepto que tenían los médicos griegos del cuerpo humano y sus humores era incorrecto, es curioso observar el sentido común y la modernidad de algunos de los pasajes de estos tratados de medicina atribuidos a Hipócrates.

“Cuando uno llega a una ciudad que le es desconocida, debe observar la situación que ocupa respecto a los vientos y a la salida del sol. Pues no tiene los mismos poderes la que mira al norte que la que mira al sur, la que mira al este que la que mira al oeste. Conviene que reflexione sobre estas cosas lo mejor posible y, también sobre las aguas. Es necesario que vea como son y si la ciudad se abastece de aguas pantanosas y blandas, o duras y procedentes de lugares algos y rocosos, o saladas y duras. Y en cuanto a la tierra, si es inerme y árida, o boscosa y húmeda, y si es hueca y cálida, o alta y fría. Y en cuanto a la dieta de los habitantes, si gustan de beber mucho y comer bien y son poco activos o, por el contrario, si les gustan los ejercicios físicos, son trabajadores, comen bien y beben poco.”

Aires, Aguas y Lugares.

“Es preciso que el medico tenga buena disposición; pues un carácter austero resulta hostil tanto a los sanos como a los enfermos. Conviene que él mismo se cuide al máximo, no dejando sin cubrir muchas partes del cuerpo, ni debe conversar mucho con los particulares, sino lo necesario. En efecto, considera que ello puede dar pie a que se critique su tratamiento.

Debe vigilar las artimañas de los enfermos. Muchas veces ellos dicen mentiras respecto a la toma de medicamentos prescritos, puesto que al no consumir las desagradables pócimas, purgándose o tonificándose, mueren a veces. Y lo ocurrido nunca lo imputan a su falta, sino que culpan de ello al medico.

Es conveniente actuar con tranquilidad y sencillez ocultando con astucia muchas cosas al enfermo, pero ordenándole lo necesario con alegría y serenidad, distrayéndole de sus cavilas, aunque, a veces, le reprenderá con dureza y énfasis y, otras, la animara con solicitud y atención, sin revelarle nada de su estado futuro o presente. Pues muchos por esta causa empeoran…

Cuando vas a casa de un enfermo, hechos ya tus preparativos para no tener dificultades, teniéndolo todo a punto, sabe que debes saber lo que conviene hacer antes de entrar. En efecto, muchas veces urge mas actuar que pensar. Cumple, pues, prever lo que será a partir de la experiencia. Da buena impresión y es fácil. Al entrar hay que tener presente la silla, el vestido, la compostura, el aplomo, la concisión, la imperturbabilidad, la postura ante la cama, la atención, las replicas a las objeciones, el autocontrol ante las dificultades que se presenten, el reprender los ruidos, la presteza ante la acción.”

Hipócrates. Tratados hipocráticos.


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