Marc Marquez ha anunciado que traslada su domicilio fiscal a Andorra e inmediatamente el coro de plañideras de todo el país se ha puesto a chillar llamándole desde traidor e insolidario hasta cosas mucho peores, y para muchos ignorantes ha dejado de ser el chaval simpático y divertido que nos da grandes satisfacciones deportivas.
Hace muchas décadas que se discute el trato fiscal a los deportistas de élite y también en algunos casos artistas del espectáculo, porque no es justo que una persona que va a concentrar la mayor parte de los ingresos que va a obtener a lo largo de su vida en unos pocos años que en el mejor de los casos llegarán a sus 35 años de edad, deba tributar por sus ingresos anuales en términos iguales o parecidos a los de la mayoría que obtiene un flujo de ingresos mucho más regular a lo largo de su vida, con más razón si se tiene en cuenta que a medida que aumenta la renta también lo hace el porcentaje del impuesto a pagar, con el resultado que la concentración de rentas muy elevadas en los años de más actividad les obliga a pagar cuotas máximas de impuesto sobre la renta sobre lo que va a ser de muy largo el grueso de sus ingresos de toda su vida.
En muchos países, también en España, existen métodos para temporalizar dichos ingresos de forma que bien las rentas de los años de mayor actividad se reparten a efectos fiscales a lo largo de un período muy largo o se le aplican tarifas fiscales sobre un promedio anticipado de ingresos anuales que se va ajustando a lo largo de los años.
En casi todos los países que disponen de mecanismos de compensación de este tipo todavía hay casos de deportistas que cambian su domicilio fiscal para ahorrarse impuestos que, aunque no soy experto fiscal, me imagino que son debidos a que es imposible establecer un método que cubra de manera justa todas las situaciones.
A pesar que creo que en España existe desde hace años una norma que cubre este aspecto de la tributación de deportistas, son muchos los que modifican su domicilio fiscal, probablemente debido a que gracias a la tradicional racanería de Hacienda con cualquier ciudadano que no sea del nivel de la familia Botín o similar, seguramente la ventaja que les conceden no dé ni para pipas.
La mayoría de los que se han puesto a chillar contra Marc Marquez jamás harían lo mismo que él, lo habrían hecho muchísimo antes.