(9) Ciertos símiles, como cuando las bendiciones de la venida de Cristo son comparadas al amanecer (Mal. 4:2) o a un guerrero (Ap. 19:11–16); o cuando Dios es comparado a un gigante que se despierta para vengar a Su pueblo (Sal. 78:65–66); o cuando el remanente piadoso de Israel es comparado a una Novia (Sal. 45). Otros ejemplos en Sal. 37:35, donde la prosperidad de los impíos es comparada a un cedro frondoso, y Sal. 92:12–14, donde la prosperidad del justo es comparada a la palmera y al cedro del Líbano.

