Dos candidatos demócratas a gobernador de Texas debatieron en televisión en español, algo que se presentó éstos días como la reconquista cultural hispana de la tierra usurpada a México por los yanquis en 1846 (25 años antes todavía era la Nueva España española).
Ambos deberán competir luego en elecciones primarias con otros candidatos de su partido, y después con el candidato republicano, también vencedor en el suyo. De Texas, donde siete de sus 20 millones de habitantes son hispanos, era gobernador el actual del presidente Bush.
El debate se centró en la integración de los hispanos en la mayoría estadounidense, algo que empieza a discutirse en España cuando se trata de inmigración.
Un candidato era Tony Sánchez, petrolero y banquero, cuyas empresas emplean a 75.000 trabajadores, y el otro, un antiguo fiscal general de Texas, Dan Morales.
Tony Sánchez defiende la enseñanza bilingüe y la acción afirmativa o de cuotas, que obliga a las empresas a dar trabajo a las minorías, no por mérito, sino por tener ese origen.
Dan Morales afirma que tales ayudas generan guetos, quiere que los hispanos triunfen no por cuotas, que a veces perjudican a personas mejor preparadas, sino por el esfuerzo, y antepone el inglés al español.
Otros competidores demócratas han demandado a estos candidatos porque sus debates atraen a un electorado el que los “anglos” tienen menor acceso.
El debate, más allá del idioma en que se hizo, fue sobre la integración de unas minorías en una mayoría, ambas cristianas.