Hoy me dispongo a transmitiros una dosis de mis propios recuerdos y experiencias.
Quiero sembrar en vosotros varias semillas de conocimiento.
Merecéis saber, que desde hace mucho tiempo… Hay personas desinformando, perjudicando y generando dependencias a otros que buscan cambiar sus vidas.
Pero, ¿por qué acuden estas personas a gente así? ¿No se dan cuenta de que son contraproducentes para ellos/as? ¿Les da igual? Tal vez se den cuenta de ello después de haber conocido a la persona detrás de la fachada, por el trato recibido… ¿Verdad?
Bueno, espero que estas líneas respondan muchas de esas preguntas, si no todas.
Si me vuelco un poco más en este texto… Tal vez te fecunde a distancia.
O salte de la pantalla para morderte un ojo… O donde caiga.
Mientras escribo estas palabras, en mi mente resuena el eco de miles de conversaciones a lo largo de los últimos años… Miles de conversaciones que tienen que ver con un mismo tema. Personas que, si bien no enteramente infelices, desoladas o perjudicadas (aunque algunas sí que haya), sienten que algo falta y algo sobra en sus vidas.
Personas que si bien pueden tener (o tenían en el momento) una vida rica y dichosa en ciertos aspectos, para ciertos otros llegaron a sentir como si la vida que estuvieran llevando fuese para otra persona. Personas que no se sienten plenamente realizadas en algún aspecto… La mayor parte de esas personas no tenían idea alguna de qué hacer, de qué decir, y por encima de todo eso, sus relaciones con el sexo opuesto estaban definidas a través de sus propias inseguridades, complejos y temores.
Mi camino destilando el elixir de mi propia esencia… Disfruta del relato.
Eran personas que sentían miedo, que se sentían fuera de lugar. Inadecuadas para ello. Sentían que a pesar de todo lo bueno y completo que pudiera haber en sus vidas, no tenían nada que les hiciera interesantes y atractivos. Estar solos, asutados y llenos de inseguridad les provocó un vacío, un aislamiento, y una pérdida del rumbo de su vida… En ciertos sentidos al menos. Más de uno era una persona brillante, y/o bellísima.
Yo entre tanto, como muchos ya saben… Era un alegre muchachuelo con vicios y virtudes respecto de este tema, en busca de comprender lo que me pasaba y provocarlo voluntariamente. Que no fuese aleatorio. Es decir, oportunidades no faltaron nunca…
Solamente quería verlo más claro, tanto mi potencial como las oportunidades.
Igual que estas personas querían verse mejorar en el folleteo y en el ligoteo.
Una cosa era cierta: es posible que realmente no fueran buenos relacionándose con los demás indiferentemente de su sexo, y que fueran catastróficos conociendo, atrayendo y manteniendo a personas del sexo opuesto… Pero por lo menos, se lo curraban.
O más que decir que se lo curraban, diremos que querían dejar de hacer el patán… Algunos querían dejar de “hacer el patán” cuando no lo eran… Y acabaron siendo patanes.
Intentaban cambiar eso, patanes y no patanes. Se dieron cuenta de que requeriría un poco de trabajo si querían mejorarlo, y se dispusieron a ello. Aquí es cuando entramos en terreno resbaladizo. Algunos no se lo curraban, sino que intentaban todo lo contrario.
Soluciones fáciles, rápidas, mágicas, infalibles… Cientificas.
Aceite de serpiente, como le gusta decir a un amigo.
Echacuervos, como me gusta decir a mí.
No tuvieron ni la paciencia ni la dedicación ni la fortaleza de caracter necesaria para enfrentarse a la verdadera problemática, la verdadera causa. Que no vieron que se estaban jodiendo la vida ellos solitos, vaya….
Lo que peor me sentaba era que los muy capullos eran o podían ser geniales… Pero tenían una laguna en su personalidad, un vacío existencial terrible. Tremendas incomprensiones de sus pensamientos y anhelos más profundos. De su esencia.
Y por supuesto, una nula conexión con esa esencia…
Acentuada por las fachadas que se construyeron.
Muchos empezaron un viaje que culmina en el punto donde estamos ahora, a pesar de que el viaje siga en marcha. Muchos otros se perdieron en el camino, desviados por gilipolleces de calibre 50 largo… A veces más grandes si cabe.
Yo mismo he participado de esas gilipolleces por formarme una opinión global y profunda de los pensamientos que llegan a albergar algunas personas.
Como muchos ahí fuera, la mayor parte de estas personas no sabía por dónde comenzar, así que hicieron lo normal estos días: acudir a Google. Compraron libros, consiguieron materiales en vídeo, podcasts, cadenas de e-mails… Todo lo que pudieron amontonar. Y lo gracioso es que la mayoría de ellos no hicieron NADA con ello.
Simplemente se lo ventilaron tal cual, se empaparon con ello y lo fueron chorreando cual esponjas. No profundizaron en ello, ni se molestaron en hacer disecciones profundas o comparaciones. Por ese asunto, tuve grandes discusiones yo mismo; por el sectarismo. Solamente, y esto como mucho… Buscaban aclaraciones de los supuestos avanzados y maestros. Muchas veces terminaron más liados que al principio.
Muchos se dejaron un pastizal pidiendo talleres, seminarios y asesoramiento online. A muchos de ellos no les sirvió para nada, tal vez para comprobar que tenían un pésimo trato al cliente/alumno/como lo quieras llamar, una actitud de arrogancia y un profundo desinterés una vez habías picado y soltado el dinero ya. Muy pocos, por no decir ninguno, devolvía el dinero. Al menos yo no tengo noticia de ninguno que lo hiciera.
Yo por mi parte, jamás he tenido que poner dinero en esto. Pero supe, e hice saber a muchos otros que atendieron a razones; que si iban a tener que poner dinero en estas cosas, lo mejor y lo necesario sería encontrar alguien que mereciera la pena para hacer esa inversión. Por decirlo de un modo más comprensible…
Asombrosamente precisa disección en la cual encajarían perfectamente todos los libros anteriormente mencionados de pasada… Nuevos, o antiguos. Otro día, la misma mierda.
Encontrar alguien que pudiera realmente enseñar las habilidades y traer los cambios desde la perspectiva que estas personas realmente querían y necesitaban. A estas alturas empecé a pensar en convertirme en (o comprobar si era) ese tipo de alguien. Los primeros descubrimientos fueron prometedores…
Muchos nos movimos en busca de lo mejor en estos aspectos (y considerábamos lo mejor como aquello que no te pidiera fingir ser otro para construir una fachada de valor).
Con algo de tiempo, encontramos varias personas así.
Por mi parte, encontrarlos fue una confirmación de unas perspectivas y pensamientos profundamente arraigados, que venía arrastrando de hace tiempo, y que habían sido ridiculizados y desestimados en más de una ocasión por parte de los adeptos al material… Por ser el que nada a contracorriente, sin más.
Me dio un orgasmo cuántico al conocer gente como yo.
Fueron unos días brutales, alucinantes, que me enseñaron una suerte de epifanía: la necesidad de ser auténtico, de ser uno mismo… Real y completamente.
Y no solamente eso, sino que me dí cuenta de tener la necesidad de conocer personas de todo tipo y condición. No solamente aquellas que respondían a mis ideales de atracción física, mental y emocional…
Sino también a aquellas personas naturalmente atraídas por mí, por mi auténtica forma de ser, y no por cualquier falso “yo”. Curioso, ¿no os parece?
Transmití esto a otras personas, ya lo creo…
Esto, mi gamberrismo y desenfado, y la idea de dejarse hacer, de dejarse llevar.
A esta altura, lo mío ya era soltar bofetones de realidad.
No pasó demasiado tiempo hasta que empecé a codearme con personas bastante sabias y con un buen rodaje en el camino de la vida y el desarrollo de uno mismo, el autodescubrimiento, la aceptación y expresión del verdadero yo…
Y con otros que intentaron serlo, pero se quedaron en el intento. Los compadezco.
Juntos, participamos en varias comunidades. Amigos míos de toda la vida con un recién descubierto interés común, amigos recientes hechos por estos temas… Empezamos a movernos, a comunicarnos, a pensar por nuestra cuenta y en fin… A no seguir el dogma.
Por entonces, yo empecé a dar cobijo bajo mi tutela a varias personas.
Ofrecía consejo a todo el que me quisiera escuchar y me pidiese opinión.
Consejo en el sentido de llevar a personas a cagarla estrepitosamente para ver que no debían depender de mis consejos e incluso que debían cuestionarlos… Y en el sentido de evitar limitarse a una perspectiva, a una suposición, a imaginar las situaciones de antemano y pensar que todo va a salir como lo hemos planeado…
Mis consejos hablaban de un mundo caótico, aleatorio e impredecible.
De la necesidad de no estancarse. De fluir.
Es cierto que en un principio he sido bastante hijo de puta aconsejando. Nadie se espera pedirte ayuda para conseguir un avance con la persona que le tiene loco y que su consejero le haga perderla… Y yo lo hice, entre otras cosas no menos escandalosas.
He tenido algo de trasfondo en el tema de dar consejos y ayudar a enfocarse, a cambiar las perspectivas y etcétera en mi pasado, así que todo ello se materializó en mi persona saboreando la gratificación de lo que implica ayudar a otra persona a ser feliz, transmitirle mis habilidades y conocimientos, e iniciarlos en un viaje similar.
Diría a partir de aquí que lo que más he aprendido viene de la vida misma, de mi gente, de las personas que me confiaron su intimidad, temores y preocupaciones… Y de las mujeres que he conocido a lo largo de mi vida.
Empezaba mi viaje fluyendo a través de la vida… En toda su amplitud.
Una vida de profundo y absoluto autodescubrimiento y autoexpresión.
No me interesaba ganarme la atención de los demás. Quería construir lazos, relaciones. De todos los tipos que hay. Me encantaba el sexo y las mujeres, y el crecer como persona; y quería encajar todo eso de alguna manera en mi estilo de vida.
Quería ser social y abiertamente sexual, pero sin dejar de ser yo mismo.
Tener la mejor vida posible.
Y tan pronto como adopté esta perspectiva, mis experiencias pasadas, mi origen, mi ambiente, mis antecedentes tomaron las riendas y trajeron algo totalmente distinto a mi vida. Echaron unas cartas curiosas sobre la mesa.
Me volví capaz de tomar las propias cualidades de una persona y a través de ellas, extraer su esencia personal y cimentarla, hacerla crecer y potenciarla con aquellos pensamientos más afines y beneficiosos de acuerdo a su naturaleza. Debido a este motivo, muchas veces me he negado a tratar con personas tendientes a la misoginia, al desprecio porque sí, al resentimiento o al rencor.
Hasta entonces, la mayor parte de los consejos estaban determinados a ser lo mismo: construir falsas fachadas de valor y tratar de manipular abiertamente a los demás para lograr atraer mujeres (más mujeres, o alguna mujer).
Por eso, yo nado en otras aguas… Cristalinas y refulgentes.
No me gusta meterme en las ciénagas de la gente incapaz.
Una persona turbia no puede reflejar lo necesario para ayudar a otro de este modo.
No puede reflejar al otro. Intentará sumergirle en sus aguas sucias.
Empaparle y ahogarle con ellas. Hacer que salpique al resto con la misma mierda.
Como resultado de mi propio proceso de refinamiento, y para continuar el mismo… Actualmente ayudo a otros a iniciar su camino de transformación y mejora personal.
He sido capaz de llevar a personas que se encontraban en situaciones totalmente irremisibles por su propia mano, dedicadas a las profesiones que casi todos asumen que son anti-morbo y lo menos atractivo del mundo, e incluso con severos problemas personales y defectos físicos… A ser hombres de pro, con los recursos y las relaciones que deseaban tener en sus vidas.
Y desde entonces, decidí hacer de mi vida una suerte de viaje de autodescubrimiento y amor altruista al cambio, materializado en ayudar a la gente a mejorar sus vidas a través de lo que pudiera compartir con ellos.
Me he rodeado de personas íntegras, potenciadoras, verdaderas mentes maestras en ciertos aspectos de la vida que considero determinantes para poder aconsejar a nadie… E incluso, bastantes personas dedicadas profesionalmente a ayudar a los demás en variadas formas y colores, nunca mejor dicho.
Me dedico a mí mismo, mis clientes, alumnos y amigos… Siempre.
Si bien de una manera muy peculiar… Al parecer, las fuentes afirman que aunque parezco ausente, o parezco no estar haciendo realmente nada… Planto semillas. Y cada uno las germina luego como le parece. Propongo perspectivas, enfoques, actitudes… Fluidez.
Consciente de lo abstracto que esto llega a ser, y de la mentalidad práctica de gran parte de las personas… Debo decir dos cosas a este respecto:
- Lo que yo hago se basa principalmente en incitar a las personas a conocer su realidad interior, usando para ello distintos y variados recursos. Desde la introspección (preguntas abiertas, reflexiones, historia personal del individuo), pasando por juegos y ejercicios para agudizar y reforzar el uso de la atención y la conciencia de uno mismo y el propio estado; entre otros.
- La acción transformadora funciona independiente de mí, una vez que la persona comienza a saber -recordar, como en la teoría de la reminiscencia- quién es y qué quiere, a través del cambio de paradigmas al abarcar otras actitudes y perspectivas, conectando con lo que verdaderamente lleva uno dentro. ¿Habilidades sociales, armas secretas? Sí, pero las propias del individuo.
No incitaría a una persona introvertida a hacer la estupidez de intentar hablar con 100 personas nuevas cada mes, por ejemplo… O la de ladrar a las desconocidas, esperando que gestos estúpidos e irreflexivos le hagan perder su introversión/entrar en estado. Por muy divertidas que sean las gilipolleces, no solucionan nada. Y te vuelven gilipollas.
Le incitaría a comprender por qué prefiere el recogimiento en sí mismo, a ver los beneficios de abrirse a otras personas, de expresar lo que piensa y siente realmente… Y a encontrar junto a esa persona maneras en las que pueda hacerlo.
Cómodo en su propia piel. Fiel a sí mismo. Auténtico en su esencia.
Y si hace falta que le tenga que empujar a cagarla, como hacía antes… Juro que lo haré. No me gusta que la gente me pida consejo/permiso hasta para cambiarse de calzoncillos, por lo cual les llevaba a cagarla por los siguientes motivos:
- Es muy cargante tener alguien pidiendo siempre qué hacer o cómo hacer.
- Favorece la autonomía de quien pregunta (si no quiere volver a cagarla).
- El cagarla ya te da una idea de lo que podrías evitar repetir.
- También te dice que no debes tomarlo todo al pie de la letra.
- Te ayuda a no dar las cosas por hecho y estar atento al ahora.
- Te quita muchas pajas mentales sobre intentar llevarlo todo planeado.
- Te hace abandonar máscaras, fachadas y disfraces.
- … y muchos otros beneficios.
- También me produce placer. (¿Os extraña?)
Cagadas aparte… Algunos recuerdan mi insistente pregunta: “¿Por qué así y no de otra manera?”. Otros incluso recordarán por qué les incito a recordar y recobrar sus propias capacidades innatas, antes que tratar de adquirir cualidades nuevas con las que suplir las que han “perdido” (realmente desterrado) a lo largo de sus vidas.
No me gustan las tonterías seduccioneras, ni que la gente intente colmar algo ya lleno…
Sus interiores, eso es lo que ya está lleno. Prefiero que aprendan a vaciarse, a tener nada dentro y buscar nada fuera, y volcarse en lo que hagan con su vida y sus relaciones.
Esto significa que intento evitar que se hagan el cuento de la lechera…
O como dice el refrán, que vendan la piel del zorro antes de cazarlo.
Si quisieras conocer concretamente ejercicios o cuestiones que llevo a cabo durante mis actividades (es decir, conocer por qué afirmo ser y actuar diferente a tantos otros “gurús” de la autoayuda) basta con que me preguntes, sin compromisos por tu parte. Pero si no preguntas, no vas a conocer… Obviamente.
Por eso mismo hago tanto énfasis en que cualquier duda, aclaración o sugerencia me sean planteadas por cualquier medio de los que pongo a vuestra disposición. No tengáis miedo, que ni va a venir un sodomita a violaros ni os tratarán de tontos por preguntar.
Dudo mucho que haya personas que ofrezcan algo remotamente parecido a lo que yo hago… Si bien, lo que sí hay son personas mejor difundidas. No soy bueno en eso.
No obstante, cada vez la gente me ha ido acogiendo más y mejor…
Quizás eso tenga algo que ver con el encanto de la naturalidad.
Quizás tenga algo que ver con poder ser uno mismo junto a mí.
O quizás ni siquiera tenga que ver conmigo, o lo que pase a mi alrededor.
Tampoco me preocupa. Por hoy, toca cerrar la reflexión…
Ahora que ya conocéis la historia de mi alquimia interior, espero que esto os haya brindado las semillas de conocimiento que mencionaba al principio.
Regadlas bien… Y no dudéis en compartir el fruto.
Kheldar