Intentemos recordar su título (Historia de Cardenio), porque como de forma muy atinada indica el editor José Esteban nos encontramos ante “uno de los últimos descubrimientos bibliográficos más apasionantes del siglo XX”. Se trata de una pieza literaria que, inspirada en la novela inmortal de Cervantes, fue estrenada en Inglaterra en 1613, firmada por William Shakespeare y uno de sus colaboradores más brillantes, John Fletcher. Durante muchísimo tiempo anduvo perdida, hasta que el profesor Charles David Ley logró recuperarla. ¿Y quién tuvo el acierto de publicar esa joya, justo después de que la Royal Shakespeare Company certificase su autenticidad? Pues el sello Rey Lear.
Para quienes no guarden memoria de la historia cervantina, recordaré que don Fernando, un noble aficionado en demasía a las mujeres, arrebata la virtud a Dorotea. Y, lejos de reparar el daño causado mediante el lenitivo del matrimonio, elige como nueva presa a Luscinda, la dama de uno de sus hombres de confianza, Cardenio. ¿Se arredrará el lascivo personaje ante tamaño impedimento? ¿Juzgará que bien vale la amistad de Cardenio un poco de prudencia y contención? ¿O se dejará guiar por sus apetitos sexuales y arrasará con todo: el honor de su padre, el duque don Ricardo de Aguilar; la tolerancia de su afligido hermano don Pedro; el respeto de quienes lo rodean?
Descúbralo el lector en estas páginas vibrantes y brillantes, donde lucen los rubíes de Shakespeare sobre el metal áureo de John Fletcher, sin que en ningún instante tengamos la sensación de estar leyendo una pieza menor.