Revista Opinión

Historia de España

Publicado el 05 marzo 2020 por Carlosgu82

En contra de la creencia generalizada de que Hispania significa «Tierra de Conejos», los historiadores actuales defienden que la palabra «Hispania» procede de la fenicia «I-span-ya» («Tierra donde se forjan metales»).

Errores, gazapos, tópico y falsas creencias afectan de forma crucial a la visión sobre el pasado de España. Ni Isabel La Católica vendió sus joyas para comprar los barcos de Colón, ni la Corona de Aragón es lo mismo que el Reino de Aragón. La realidad siempre supera a la ficción en cruceza, pero casi nunca en adornos ni remilgos literarias.

1.º España no es tierra de conejos

La palabra «Hispania» servía a la civilización romana para denominar al conjunto de la Península Ibérica. Los escritores latinos, entre ellos Plinio el Viejo, Catón el Viejo y Catulo, creían que el significado de esta palabra era «tierra de conejos» porque, según ellos, las tierras ibéricas eran un lugar repleto de estos animales, más concretamente de damanes (unos mamíferos parecidos al conejo y extendidos en África). De hecho, en algunas representaciones y monedas acuñadas en «Hispania» suele aparecer una dama con un conejo a sus pies.

En contra de esta creencia, los historiadores actuales defienden que la palabra «Hispania» procede de la fenicia «I-span-ya». Según expuso Cándido María Trigueros en 1767, el término podría significar la «tierra del norte», aduciendo que los fenicios habían descubierto la costa de «Hispania» bordeando la costa africana, y ésta les quedaba al norte. No en vano, la teoría más aceptada en la actualidad sugiere que «I-span-ya» se traduce como tierra donde se forjan metales, ya que «spy» en fenicio (raíz de la palabra «span») significa batir metales.

2.º Los musulmanes no conquistaron la Península

Una teoría sin resonancia académica ha tomado forma en ciertos círculos andalucistas en los últimos años: los musulmanes nunca conquistaron la Península Ibérica. Según esta teoría, el Islam que se desarrolló en España fue una evolución del arrianismo —una versión del cristianismo que practicaron los visigodos y otros pueblos germánicos en la Península Ibérica–.

Si bien esta posibilidad cuenta con poco o ningún respaldo documental o histórico, sí es en parte cierta la frase, aunque sea por otras razones. Lo correcto sería afirmar que fueron los árabes los que conquistaron la Península, pues el componente religioso no fue tan importante como se suele estimar tradicionalmente.

José Soto Chica, profesor de la Universidad de Granada e investigador del Centro de Estudios Bizantinos de esta ciudad, explica que el proceso de unificación del mundo árabe no respondió a cuestiones religiosas, sino étnicas. «Por primera vez en su historia, los árabes estuvieron unidos bajo una misma bandera. No hay que imaginar a los guerreros árabes de la época con un turbante al viento y cimitarras. Ellos llevaba un equipo militar similar al de un bizantino», apunta este experto. En este sentido, considera que el fanatismo religioso no fue un factor importante en esos primeros años de expansión: «Aunque aún no se pueda decir abiertamente en el mundo árabe, el islam no surgió directamente en su versión final, sino que, como el cristianismo, tuvo un proceso de construcción y desarrollo. El islam de los orígenes tenía muy poco que ver con el de un siglo después».

Es más, muchos de estos guerreros árabes no eran musulmanes, sino cristianos y judíos, de manera que lo determinante en su expansión fueron cuestiones militares y étnicas, no religiosas. Fueron las crónicas posteriores quienes introdujeron su visión del presente, mucho más islamizada, sobre aquel episodio del pasado.

3.º Corona y reino de Aragón no son lo mismo

Aunque hay tendencia a usar ambos conceptos como sinónimos, el Reino de Aragón y la Corona de Aragón son dos cosas muy distintas. Lo primero fue una entidad medieval que evolucionó desde un pequeño condado hasta convertirse en un poderoso reino del norte de la Península. Mientras que


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