Los dioses son también divinidades locales. Cuando se interrogaba á la Pitia sobre los sacrificios que era preciso hacer y los ritos que debían efectuarse para los muertos, contestaba: «Conformaos con las leyes de vuestro país». Sin embargo, había una religión helénica y existía un pueblo griego, pues todos, desde el Olimpo al cabo Tenaro, consideraban como extranjeros y enemigos á los pueblos que no hablaban su lengua (1) y que no tenían sus dioses. «¡Tú nó eres más que un bárbaro, - dice el Pelasgos de Esquilo al heraldo egipcio, -y te atreves á insultar á los helenos! Semejante audacia prueba que tu espíritu está muy perturbado» (2)
Se dan grandes diferencias entre el rudo pastor que adoraba al dios Pan en la Arcadia y el elegante ciudadano de Atenas ó de Mileto; pero mayores son aún las semejanzas. Además de poseer la misma lengua y profesar igual culto, entre ellos hay comunidad moral; el horizonte del uno es inmenso, el del otro limitado, pero ambos ven cosas parecidas, y rechazan lo que se encuentra en las acciones contemporáneas suyas, es decir, los sacrificios humanos, las mutilaciones, la poligamia, la venta de hijos por el padre, como en Tracia y hasta en Roma, y la servil obediencia de un asiático á su gran rey. Los dos quieren combatir desnudos á la vista del público, lo cual sería una vergüenza, según dicen Herodoto y Platón, entre casi todos los bárbaros; y en otro orden de hechos, los dos, poseídos del sentimiento de un origen común, rechazan la idea de que su ciudad pueda ir á confundirse en uno de esos grandes Estados, como los que en Asia se forman tan fácilmente.
Por último, los poemas de Homero, que se cantan de un extremo á otro de la Hélade, les sirven de libro sagrado, y representan para ellos la misma patria ideal, la que protege el Júpiter helénico. Hay, pues, un pueblo helénico distinto de los bárbaros, pero también tiene, como dice Herodoto (3), un cuerpo helénico; y esta palabra, que significa entonces la raza griega, significará más tarde la civilización (4).
(1) En Grecia se hablaban tres dialectos principales: el jonio, más suave; el dorio, más duro, y el eolio, que participaba de ambos y al que se ha llegado á considerar como el fondo común quesirvió de base para la formación de los otros dos. En el jonio predominan las vocales suaves g, en vez de la a y la o, que son más duras»
(2) Las Suplicantes, 914-91 5.
(3) VIIL 144, Tucídides observa en su introducción que esta diferencia era de fecha reciente y que en tiempo de Homero las ideas de helenos y de bardaros no eran dos ideas puestas.
(4) Isócrates, Panegírico, 50.
Autor: Victor Duruy
Traductor: Enrique Leopoldo
Título: Historia de los griegos : desde los tiempos más remotos hasta la reducción de Grecia a provincia romana
Publicación: Barcelona, Montaner y Simón, 1890-1891
Descrip. física 3 volúmenes
Notas: Ejemplares nms. 84680, 84681 y 84682
Donación Dr. Alfredo Colmo
Temas Historia Antigua
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