Nos encontramos ante toda una pionera, no en balde la Microvision, desarrollada por la famosa empresa juguetera Milton Bradley (también conocida como MB), fue la primera consola portátil con cartuchos intercambiables. La fecha de salida del producto fue 1979, un año antes que las Game & Watch que, como sabemos, no contaban con la posibilidad de intercambiar cartuchos. De hecho, siempre ha existido el rumor de que las famosas Game & Watch se basaron en la Microvision de MB.
Como ya habíamos apuntado, esta consola supuso una auténtica revolución, al utilizar cartuchos intercambiables por primera vez en la historia en una portátil. De hecho, en 1979 todavía gran parte de las consolas de sobremesa no utilizaban cartuchos sino que los juegos venían pre-instalados internamente.
Partiendo de lo anterior, lo cierto es que estamos ante una máquina técnicamente modesta, pero que en el año 1979 sin duda se trataba de un sistema puntero. Lo primero que llama la atención es que el procesador de la consola (que realmente fueron dos, primero un Intel 8021 de 8 bits y posteriormente un Texas Instruments TMS1100 de 4 bits y menor consumo) venía incorporado en los cartuchos de los juegos y no en la propia consola. Tanto el procesador de Intel como el de Texas corrían a 100KHz. De hecho, los cartuchos en realidad comprendían toda la caratula de la consola, la cual se intercambiaba e incluso traía los botones específicos para jugar al juego en cuestión.
La RAM de la consola era de unos anecdóticos 64 bytes, pero que eran más que suficientes para mover con fluidez los juegos desarrollados para la misma. La pantalla, de LCD (no retroiluminada y en blanco y negro, por supuesto) tenía una resolución de 16×16. Evidentemente para nuestros estándares actuales la pantalla puede resultar absurdamente pequeña, pero en aquel entonces resultó una proeza en comparación con los juegos portátiles que estaban en el mercado. Sin embargo, la pantalla dio continuos problemas de calidad, ya que rápidamente el cristal líquido que contenía se iba disgregando, lo que hacía que la pantalla se degradase mostrando partes de la misma totalmente negros. Este es uno de los principales motivos por los que a día de hoy no existen casi unidades en perfectas condiciones.
La Microvision se alimentaba de dos pilas de 9V en los modelos con el chip Intel, y de una pila en las que traían los procesadores de Texas Instruments (más tardíos). Asimismo, destacar que la consola tenía sonido, aunque fuera a través de un modesto “beeper”.
En lo relativo al catalogo de juegos, no contó con demasiados, apenas 13 (fundamentalmente de deportes y juegos de mesa) y, realmente, este fue el problema con esta consola desde el principio. Las desarrolladoras nunca se implicaron con este proyecto, fundamentalmente porque resultaba caro la producción de los juegos al tener que llevar el propio cartucho el procesador. Otro problema fue el precio de los juegos, que ascendía a unos 20 dólares (la consola costaba unos 50), lo que era un precio muy alto para la época.
La Microvision duró dos años en el mercado, retirándose en 1981 y, a pesar de las dificultades, no vendió del todo mal, alcanzándose unos 15 millones de dólares en ventas durante los escasos dos años de comercialización.
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