Historia de un amor puro en un sueño extraño.
Hoy los sueños se arrastran por sobre la arena de una playa lejana
donde tu nombre ha sido escrito con piedras abarcando el horizonte,
mil palabras surcan el aire arrastradas por la brisa del mar
pero ninguna de ellas es tu nombre y ninguna procede de tu voz,
son solamente todas ellas el arrullo de las olas que me llaman,
que me llaman a dejarme envolver una vez más y mecerme entre ellas.
Escucho el canto lejano de las sirenas que claman mi nombre con sus voces
invitándome mar adentro a tocar con mis manos cada uno de sus bordes,
pero más que escuchar de ellas su armónico canto bien hilvanado…
escucho más bien un ápice de tu voz que con su coro sin saber han formado.
En el agua las estrellas se reflejan en un guiño coqueto y permanente
bailando presumidas todas al compas que van mercándoles las olas
como pequeñas niñas en un bailable buscando la atención de sus padres,
sin saber todas ellas que no son sus guiños lo que yo veo,
sino tus ojos reflejados en cada guiño sobre el agua en un reflejo.
Entre olas, sirenas y estrellas sale la luna blanca en su defensa
reclamando para ella la atención que a mis ojos nadie roba,
pobre luna que al parecer aún no se entera…
que mis ojos en esta vida solamente a una mujer buscan.
Bajo su brillo platino mi corazón deja sentir su torpe latido,
no porque la luna infunda en nosotros algún sentimiento,
sino porque quizás ha llegado la hora de ser totalmente honesto,
y es así, que en este sueño procedo a decir-les (te) todo esto
(tanto a los presentes en el sueño… como a los ajenos al mismo):
Perdonadme si al cantar ustedes yo solo escucho una voz y no es la suya,
si al invitarme a envolverme en ustedes o acariciar sus bordes yo me niego,
si al encontrar mi mirada encontraron que no veía lo que me enseñaban…
y aún en sus reclamos seguí sin ver lo querían, sino lo que yo buscaba,
es solamente que hay alguien que me importa más en todo esto,
y aunque esa persona parezca ausente… ha estado aquí en todo momento.
Estos ojos la vieron frente a la luna sobre el reflejo del agua
guiñando sus hermosos ojos coquetos y llenos de amor,
cantando un armónico y tierno arrullo…
para invitarme a dormir esta noche a su lado
rozando cada uno de los bordes de su ser que tanto amo.
Y podéis decir que aquí no esta ella,
pero sabed de una vez que donde esta ella…
estoy siempre yo y viceversa,
porque la amo y me ama…
de la más pura manera.
Y podrían ustedes pensar que yo miento, pero entonces…
¿Qué haría su nombre escrito con piedras al principio de este sueño?,
¿Por qué mi subconsciente no pone su imagen pero si en ella mi pensamiento?
¿Recordareis ahora que un hombre no controla sus sueños?
Así pues, es como yo la amo a ella.
Creo que ya dije mucho con este poema mi cielo, pero es que te amo tanto que no puedo evitar repetírtelo siempre o al menos querer hacerlo, y aunque no tengo talento para estas cosas pues… no me importa, solo quiero que sepas lo mucho que te amo mi vida, ¿te casarías conmigo? (digo, no ahora, en un tiempo) te amo cariño, T E A MO. Ah, y el nombre que formaban las piedras… era el tuyo ratoncita hermosa.