Hace tiempo conocí a un camarero a punto de jubilarse el cual me cuenta una anécdota acaecida cuando él estaba trabajando de joven en un hotel de referencia en la capital, por aquel entonces, el sólo se dedicaba a las labores de un joven que empezaba su profesión. En el reservado del restaurante del hotel se celebraba una comida entre los 2 principales líderes políticos del país, uno de los cuales fue elegido presidente del Gobierno más adelante. Al finalizar la comida, se encontró al maitre sentado en una silla sollozando, al preguntarle el porqué de su aflicción, la respuesta del maitre fue “Estos desalmados se están repartiendo el país a su antojo”
40 años más tarde y como consecuencia de aquella comida nos encontramos con un sistema político español en el cual hay 2 principales partidos políticos que se han repartido el poder a lo largo de nuestra democracia. Para ello, han tenido que emplear diferentes instrumentos como la Ley de D´Hondt, la cual favorece el reparto de escaños a los partidos más votados, y el manejo de diferentes estructuras como la justicia, los medios de comunicación, fuerzas de seguridad y sus propios partidos políticos.
Entre ellos, se reparten la mayoría de los puestos políticos a nivel nacional, autonómico y local, creando sus propios reinos de taifas donde hacen y deshacen a su antojo cada 4 años. Para que esta forma de vida sea rentable, no sólo tienen que subvencionarse con el dinero de los españoles, sino que además tienen que blindarse ante la justicia por si les pillan con el carrito del helado, tienen que crearse sus propios chiringuitos para poder sacar tajada y por si fuera poco, para poder jubilarse tienen que crearse puestos en grandes empresas favoreciéndolas con grandes leyes como las de energía, telecomunicaciones y etc etc etc. Como todo esto no es suficiente, y como son tantos que no hay sitio pa toos, cuando quieren un destino discreto y apacible los meten en instituciones europeas o internacionales.
Pero para que todo esto funcione como un reloj, hay que empezar por su organización: EL PARTIDO. Para ello, necesitan que sus peones actúen de forma sistemática y organizada, los educan desde jóvenes, los forman, y en el momento en que se convierten en autómatas los promocionan a puestos donde sean útiles al partido, es decir a los parlamentos. Como consecuencia de ello, a la hora de que se realice una votación en los distintos parlamentos la respuesta tiene que ser la misma, la que marca el líder del partido.
Luego, cada cierto tiempo, generalmente cada 4 años, viene la fiesta de la democracia, nos toca votar para que nos sintamos importantes y al mismo tiempo estemos agradecidos por el privilegio que nos han dado. La fiesta de la democracia, básicamente consiste en que para que el pueblo se sienta que tiene poder de decisión, pueda votar a un candidato para que después él haga lo que le da la gana. Y sí, habéis leído bien, para lo que a él le dé la gana, por que lo que él dice es lo que se vota más tarde en el parlamento, él con sus subalternos todos a una como Fuenteovejuna. Y si hemos perdido no pasa nada, con decir que no a todo durante 4 años nos basta, que ya nos tocará en la siguiente fiesta de la democracia. Pero no siempre están en desacuerdo, alguna vez se ponen de acuerdo como cuando votan una subida de sueldo, que ahí no hay oposición ninguna, todos de acuerdo y pobre del que se confunda.
Mientras tanto los votantes estamos contentos por que sentimos que nuestra responsabilidad está hecha por que hemos ejercido nuestro derecho de decisión y después no nos preocupamos o nos olvidamos de que se cumpla aquello por lo que hemos dado el voto.
Escuchamos por doquier que hay que impedir que vuelva el fascismo o la tan usada palabra de extrema derecha, ¡como si la forma de actuar y de gobernar el país no tuviera ya suficientes visos de los regímenes totalitarios!; uso del derecho de voto en los parlamentos, favorecimiento de empresas a sus intereses, control de la justicia, fuerzas de seguridad y medios de comunicación… y todo con el fin de que el pueblo les permita vivir tan cómodamente como lo están haciendo y puedan manejar el país como su chiringuito.