Revista Opinión

Historia de un matrimonio (2019)

Publicado el 24 diciembre 2019 por Carlosgu82

Antes de continuar la lectura invito al lector a ver la película. Descubriré aspectos importantes de la trama para desarrollar conceptos e ideas. No será responsabilidad de este escribano si la película no les resulta tan interesante o magnifica, independientemente si coinciden conmigo o no, por conocer previamente los sucesos acaecidos en la trama.
https://www.netflix.com/mx/title/80223779
Noah Baumbach (Nueva York, 1969) no es un director novato. Desde sus primeras películas ha manifestado una crítica a la familia  estadounidense de clase media. Películas como Historias de familia (2005), Margot y la boda (2007) o Los Meyerowitz: la familia no se elige (2017) recupera los modelos de familia de su país para desmenuzarlos con situaciones tragicómicas, muchas veces estereotípicas, pero que no dejan de tener paralelismo con otras culturas; son una alegoría del pasado, donde el adulto mira a su yo niño, adolecente o joven, e intenta entender el origen de sus frustraciones, obsesiones y deseos. Yo lo considero “el Woody Allen de su generación”, despreciando cualquier afán de comparación o achacarle un género común. Noah Baumbach usa a Nueva York como el escenario predilecto para narrar sus historias, explora la vida de la clase media de esa ciudad y le interesan los dogmas dañinos que pueden enseñar los padres a sus hijos. Agregare su propia visión del judaísmo, como uno de los últimos temas que puedo recordar, que están presentes en sus películas. Actualmente ha realizado películas para Netflix, y en esta plataforma se pueden encontrar algunas de sus obras. Lo recomiendo mucho.

Historia de un matrimonio (2019) es su última película (también de Netflix). Por supuesto que vuelve a sus temas preferidos: el divorcio, los hijos, la cultura, la sociedad estadounidense, etc. Sin embargo, esta película (también Frances Ha (2012) es una propuesta que se escapa de su línea anterior, aunque mantiene esa libertad para expresar nuevas ideas. Apuesta por temas alejados de lo comercialmente viable) explora la complejidad de una parte de la vida en el  matrimonio, concretamente el final, y la inacabable tarea de ser padre: Noah Baumbach abandona, por un momento, la compasión hacia los hijos, testigos omitido por los adultos, que, por otro lado, sufren las consecuencias de los acontecimientos, y terminaran describiendo (y repitiendo) fidedignamente el carácter y errores de sus padres en sus futuras obras. Claramente, es catarsis personal.

La historia comienza con los sentimientos personales de los esposos. Describen lo que aman y odian del otro, no para buscar una reconciliación, sino para no sufrir demasiado una anunciada separación. La película juega con la idealización que preside al matrimonio entre un hombre y una mujer jóvenes. El por qué se casaron y las razones por las no se divorciaron antes. Curiosamente, esto ocurre entre tres escenarios: el terapeuta, el trabajo y la ciudad. Estas tres sostendrán la problemática central y se sugerirán como razones para continuar o no. No obstante, serán desplazadas brutalmente por tres cuerpos más terribles, que desencadenaran absurdas situaciones: el despacho legal, las deudas y el oeste.

La relación perderá poco a poco su unilateralidad. La confianza y los acuerdos se romperán y olvidaran en pos de una victoria. Esto no debería sorprender al espectador, tratándose de un divorcio (no se puede afirmar que sea un proceso sencillo y civilizado). Sin embargo, Historia de un matrimonio (2019) no es Kramer vs. Kramer (1979). No se trata de dos protagonistas fuertes y decididos a no ceder a las exigencias del otro, que ahora se ha convertido en un problema, y su enemigo por razones de normas o porque, sencillamente, no quiere perder ante el otro. Más bien, son dos ingenuos guiados por fuerzas ajenas, que tienen sus propios propósitos e intereses. Historia de un matrimonio (2019)  son dos personas que se amaron, pero que nunca se dijeron la verdad, o se negaron a escuchar humildemente al otro, y que tras muchos años de vivir juntos, de relacionarse y conocerse más profundamente, cuando han mostrado, por fin, su verdadero rostro, ya no pueden soportar ser eclipsados por sus decisiones, que los han llevado a un presente que buscan desesperadamente dejar en el pasado. Muestra, con la intensión de burlarse, la burocracia, la retórica y las ambiciones que invocan los divorcios: una trama de abogados mañosos que se mueven sin problemas entre las trampas de las leyes e influencian maliciosamente a los protagonistas. Ahora cualquier acción banal del pasado se usa como argumento contra quien lo hizo, como si aquello demostrara la inaptitud total de un buen ser humano para ser humano, o esposo, o padre… Las dos partes buscan defender sus intenciones y negarse a aceptar sus errores, compadecerse de sí mismo ante el otro para no desnudarse como actor en el problema, y usar argumentos implantados para hundirse en un odio contra el otro, que es, más bien, un odio contra sí mismo.

Al final, las consecuencias son diversas, pero habrá un perdedor. El perdedor, de entre los ex esposos, será quien, aunque no supo escuchar a tiempo y perdió la confianza de su pareja, más amo, quien más se niega a aceptar aquello, quien más esperanzas guarda, quien menos estuvo interesado en el conflicto, y que si termino por entrar en esa vorágine, fue por la provocación del otro… El perdedor tendrá que cumplir con reglamentos estrictos, casi fascistas, para no perder lo único que todavía lo une a su vida pasada: su hijo; quien, más que un testigo común, aquí actúa a veces como lastre y otras veces como motor de la historia.

La narrativa es precisa y no divaga. Sí, hay escenas que parece que no aportan nada a la historia, pequeñas abstracciones que, sin embargo, tienen que ver con todo lo que sucede. Son pequeños descansos reivindicativos.

No creo que Noah Baumbach tenga un estilo visual contundente o particular, y aunque sus temas pueden delatarlo, el guion de esta película es extraordinario , prescinde de momentos o lugares comunes de sus películas. Las actuaciones de Adam Driver y Scarlett Johansson refuerzan el guión hasta sus consecuencias; desencadenan sentimientos que logran captar la atención del espectador y lo invitan a participar de la trama. Algunos se identificaran más con alguno de los dos, pero no dejaran de sentir simpatía por el otro, y pena por la relación que está acabando. Y se sentirán identificados, pues muchos han vivido o han sido testigos de divorcios, y entenderán cosas que pocas veces se desvelan sobre el matrimonio y las relaciones. Otros se verán reflejados.

Historia de un matrimonio (2019) es una película excelente; un drama alejado de las convenciones del cine más popular, y la confirmación del talento de un director de cine, que, en el futuro, será uno de los abanderados (sino es que ya lo es) de su generación, junto con su amigo Wes Anderson.

Por último, pido perdón al lector si mi pequeña reseña no es clara, aunque dejé arriba mi regla. Pero hay razones para que se escribiera así. Una razón seria el interés de implantar la duda en el lector, y otra, no ser pretenciosamente prosaico.

Escrito por José Ávila


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