Así que luego que me comenta esto a los pocos días me voy a ver si estaban para poder tomarle algunas fotos. La primera vez que fui fue el 5 de octubre de 2017, solo había unos adultos que se alteraron un poco cuando estuvimos debajo del eucalipto donde tenían el nido, miraban desconfiadas y luego salían volando para dar unas vueltas y retornar, quizás estuvieran empollando por esa fecha.
Volví a lo de Walter el 3 de noviembre y me encontré con pichones que quizás ya habían nacido a mediados del mes anterior; para fotografiarlos apoyé una escalera hasta el nido pero estuve incómodo y tomé las fotos sin saber bien a que enfocaba ya que las tomé con la mano extendida. No quedé demasiado conforme con el resultado, me prometí revancha unos días más tarde.
Los pichones eran 3, había una leve diferencia de desarrollo entre ellos, eran agresivos ante la proximidad de mi cámara y tiraban picotazos al aire para amedrentarme en algunas ocasiones, aunque mayormente permanecían quietos observándome.
Nuevamente retorné hacia el nido e hice unas fotos del lugar para mostrar el sitio de anidación el día 10 de noviembre. Ya no estaba más uno de los pichones, quizás se cayó un día de viento, por un mal movimiento, inclinación del nido o tal vez por competencia con sus otros hermanos. Creo que mejoré un poco las fotos aunque no es tan fácil estando alto subido a una escalera y con tantas sombras de ramas y hojas próximas que hacían contraluces y fondos complicados.
Eucalipto donde estaba el nido
Horqueta donde estaba el nido
El día 23 de noviembre retorné por última vez al nido; Walter ni su familia estaban en su casa, así que lo único que hice fueron unas fotos desde abajo, ademas los pichones estaban grandes y se hubieran alertado mucho más que cuando eran más pequeños; estaban los dos que me miraban algo despreocupados desde lo alto, seguramente en una o dos semanas estimo abandonaron el nido y comenzaron a hacer su propio camino.