Keiko Tamaki (Rosa), Keiko Ishigaki (Trini) y Toshiko Okabe (Manolín), en una escena de la producción japonesa de Historia de una escalera. Estrenada en el Teatro Haiyu Za (Tokio) el 6 de febrero de 1964. Dirección de Minoru Tanaka. Versión de Minako Nonoyama.
Fragmento de “Historia de una escalera” de Antonio Buero Vallejo. Acto Primero.
FERNANDO.- Puedes reírte. Pero te aseguro que no sé cómo aguanto. (Breve pausa) En fin, ¡para qué hablar! ¿Qué hay por tu fábrica?
URBANO.- ¡Muchas cosas! Desde la última huelga de metalúrgicos la gente se sindica a toda prisa. A ver cuándo nos imitáis los dependientes.
FERNANDO.- No me interesan esas cosas.
URBANO.- Porque eres tonto. No sé de que te sirve tanta lectura.
FERNANDO.- ¿Me quieres decir lo que sacáis en limpio de esos líos?
URBANO.- Fernando eres un desgraciado. Y lo peor es que no lo sabes. Los pobres diablos como nosotros nunca lograremos mejorar la vida sin ayuda mutua. Y eso es el sindicato. ¡Solidaridad! Esa es nuestra palabra. Y sería la tuya si te dieses cuenta de que no eres más que un triste hortera. ¡Pero como te crees un marqués!
FERNANDO.- No me creo nada. Solo quiero subir. ¿Comprendes? ¡Subir! Y dejar toda esta sordidez en que vivimos.
FERNANDO.- ¿Qué tengo yo que ver con los demás? Nadie hace nada por nadie. Y vosotros os metéis en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ése no es camino para mí. Yo sé que puedo subir y subiré solo.
URBANO.- ¿Se puede uno reír?
FERNANDO.- Haz lo que te de la gana.
URBANO.- (Sonriendo.) Escucha, papanatas. Para subir solo, como dices, tendrías que trabajar todos los días diez horas en la papelería; no podrías faltar nunca, como has hecho hoy…
FERNANDO.- ¿Cómo lo sabes?
URBANO.- ¡Porque lo dice tu cara, simple! Y déjame continuar. No podrías tumbarte a hacer versitos ni a pensar en las musarañas; buscarías trabajos particulares para redondear el presupuesto y te acostarías a las tres de la mañana contento de ahorrar sueño y dinero. Porque tendrías que ahorrar, ahorrar como una urraca; quitándolo de la comida, del vestido, del tabaco… Y cuando llevases un montón de años haciendo eso, y ensayando negocios y buscando caminos, acabarías por verte solicitando cualquier miserable empleo para no morirte de hambre… No tienes tú madera para esa vida.
FERNANDO.-Ya lo veremos. Desde mañana mismo…
URBANO.- (Riendo.) Siempre es desde mañana. ¿Por qué no lo has hecho desde ayer, o desde hace un mes? (Breve pausa.) Porque no puedes. Porque eres un soñador. ¡Y un gandul! (FERNANDO le mira lívido, conteniéndose, y hace un movimiento para marcharse.) ¡Espera, hombre! No te enfades. Todo esto te lo digo como un amigo.
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