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Historia del cuadro triste (II)

Publicado el 09 noviembre 2018 por Bypils @bypils

Historia del cuadro triste (II)

El cuadro triste aparece al mezclar varias cosas: 1) Administración de una dosis de arte-terapia  al aire libre (que me apetecía mucho), 2) una pulsera rota y 3) un sofá camaleónico.

En realidad, la cronología-de-la-creación es otra: 1) se me rompe una pulsera que lleva conmigo muchos años. Es de bisutería y su valor es emocional.  Quiero conservar esas cuentas de cristal… Pienso en ello, mientras recojo las piezas, diseminadas por el sofá. Puto sofá…

2) Me pasé un buen rato, escogiendo la tapicería en la tienda. La miré bajo los focos, bajo la luz exterior, en penumbra… Hubiese jurado que era un tono “tierra” pero cuando llegó a mi hogar lo vi… gris. Gris plomo. Me disgusté. Hablé con la tienda. Comprobé que era el color que elegí. Sí, lo era.  Con la luz del atardecer, se convirtió en un suave color tierra. Pasó lo mismo bajo la luz de los focos led. Y volvió a cambiar a gris, por la mañana… Así que necesitaba un “algo” que conectara la decoración con el sofá camaleónico gris-tierra…

Hasta aquí, los elementos. 3) El desenlace final se produce al ordenar el trastero y descubrir un lienzo hecho polvo que se podía reciclar. También vi un spray de pintura de pizarra…  Al salir del trastero , observé que hacía un día espléndido y, además, tenía la zona de trastear –con-la-pintura, libre y sólo para mí.

Y pasó que todo se conectó entre sí de una forma fluida :  bastidor, pintura, cuentas de cristal, pegamento, sol…Me puse los cascos y… No hay semiótica para explicarlo…

Disfruté enormemente… ; – )

Historia del cuadro triste (II)


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