Cuando echamos la vista atrás, suelen divertirnos y sorprendernos algunos usos en la forma de vestir, maquillar o peinarse. Tendencias que consideramos muy alejadas de los cánones de belleza actuales. Solo la estética vigente nos parece favorecedora, aunque con cada repentino giro de la moda rápidamente nos adaptamos a las nuevas tendencias y lo que inicialmente parecía un espanto comienza a cautivarnos.
Al conocer peinados o maquillajes del pasado, a través de fotografías, esculturas, pinturas o incluso mosaicos, una reacción muy habitual es la de extrañarnos ante estilos que suelen parecernos raros, anticuados o incluso absurdos.
Paseando por Turquía podríamos encontrar este mosaico del S. III desde el que una elegante dama nos observa luciendo tres llamativas coletas. Seguramente comentaríamos algo sobre lo desafortunado que resulta su peinado. Sin embargo, un segundo después echando un vistazo por Instagram o Pinterest podríamos encontrar influencers ultra cool con sus Bantu Knots y ¡rápidamente pensaríamos en lo favorecedora que puede resultar esta tendencia!
Conocer los peinados, herramientas y productos con los que se atusaban el pelo en el pasado es tremendamente enriquecedor para nosotros, los profesionales de este sector. La moda, como el arte, es fruto de un proceso creativo que bebe de múltiples influencias. Al igual que en cualquier disciplina artística es fundamental conocer su evolución a lo largo de la historia para tener una formación completa.
“Mil modas hay de disponer el cabello; elija cada una la más favorecedora, y consulte con el espejo.” Ovidio.Arte de amar, II
Aunque en la antigüedad no contaban con las opciones tecnológicas actuales tenían sus propios recursos para que sus fashion icons divulgasen su imagen, popularizando modas y tendencias. A este selecto grupo pertenecían unos pocos: políticos influyentes, familias acomodadas, militares, divinidades y, por supuesto, ya en época romana, los emperadores y su familia. Las emperatrices romanas fueron los exempla de las patricias, tanto en sus hábitos de vida como para establecer cánones de belleza, valores y modas.
“…Roma utilizó todo un aparato propagandístico que hoy calificaríamos de magnífica campaña publicitaria donde nada se dejaba a la improvisación” Nogales Basarte, T. y Fernández Uriel, P.
En todo el proceso de acicalamiento el peinado era de suma importancia tal y como nos los cuenta Apuleyo en Metamorfosis, II: “Finalmente, el peinado es un adorno tan ventajoso, que, a pesar del oro, los más soberbios trajes, piedras preciosas y demás ornamentos con que se presenta coquetamente adornada una mujer, si su cabellera está descuidada no habrá quien alabe su vestir”
Conocer este tipo de detalles es hasta tal punto importante, que sin ninguna otra referencia puede ayudar a los historiadores a datar restos. Aporta información sobre el estatus marital, social, religioso o económico de estas mujeres. Gracias a los murales pictóricos, esculturas, monedas y referencias de autores clásicos disponemos de una panorámica bastante completa de cómo evolucionan los peinados en el periodo grecorromano.
No sobra decir que los recogidos y semirrecogidos además de ser un ornamento son expresión de pudor y virtud. Lucir una melena suelta sin peinar era síntoma de desaliño o dolor; en los funerales era costumbre que las mujeres llevasen el pelo suelto como muestra de aflicción. También un cabello cayendo libre sobre la espalda se asociaba a la lujuria y el erotismo.
Grecia
La variedad de peinados que encontraremos a lo largo de la historia de Roma hace que pasemos de puntillas por la época griega, periodo en el que cabe destacar varios elementos que tendrán continuidad en los siglos posteriores. Las representaciones de la etapa arcaica nos muestran mujeres con pelo un pelo ondulado que tanto podía quedar suelto como recogerse con trenzas o en una coleta baja. A veces se sujetaba con una diadema o las trenzas se ataban en lo alto de la cabeza.
Ya en época clásica, las mujeres lucían diferentes tipos de diademas y las que podían permitírselo las adornaban con ricos materiales.
- La mitra, una banda de tela con la que se recoge el cabello enrollándolo.
- El sakko, una especie de bolsa en la que se introducía todo el pelo y quedaba cubierto.
- El kekrýphalos, fue un paño rectangular que mantenía el cabello en orden cuando éste se recogía en un moño.
Fueron habituales los moños altos sujetos y adornados con cintas que los rodeaban. Parece que cuanto mejor era la clase social de la mujer más aumentaba el tamaño del peinado. Para dominar los mechones recurrían a aceites y pomadas y así armar el peinado. Horquillas, pasadores y diademas se encargaban de sostener el cabello en su lugar.
Continúa Historia del Peinado: Roma