Revista Opinión

Historia en construcción: Capítulo I

Publicado el 20 enero 2018 por Carlosgu82

 I. Mi nombre es

“Todos nacimos originales y morimos copias”

(Carl Gustav Jung).

Es difícil saber cuándo vas a morir. Generalmente a una edad muy avanzada se tiene una perspectiva de muerte más cercana. Mi nombre es Emma Thompson, vivo en Podgorica, Montenegro y a mis 18 años de edad estoy a punto de morir. No se preocupen, la muerte nunca me ha asustado pero no debo negar que la idea de vivir es mucho más atractiva.

 

   Muchos creen que poseer un don puede ser muy inusual y ventajoso, sin embargo para mí, es la causa de mi temprana partida. Nací con la capacidad de poder sanar a las personas debido a que poseo el don de regenerar células dañadas. A los trece años mi mamá y yo nos enteramos de personas que tenían esta particularidad (pocas, pero existen), y fue en ese momento que comprendimos que esto poco a poco me estaba matando.Cada vez que me dedicaba a sanar a una persona, mis células poco a poco se iban degenerando, acortando mi tiempo de vida. En un principio creímos que el simple hecho de no ayudar a nadie me salvaría, sin embargo, al no hacerlo, padecía de síntomas que me causaban dolor. En fin, era la muerte jugando sus cartas.

 

   Hace menos de un año nos enteramos de una cura que se encontraba en Venezuela. Se trataba de unas algas marinas que nacían en la Isla de Margarita. Un hálito de esperanza recorrió a mis padres, que desde ese momento trabajaron para conseguirlas. La degeneración en mis células agravó mi estado físico y en el último mes visité con mayor frecuencia el hospital. La última semana no iba a ser la excepción y tuve que ser internada. La residencia en el hospital coincidió con la partida de mis padres a Venezuela en busca de mi cura, por lo que se trataba de una carrera contra el tiempo.

 

   Al cuarto día en el hospital comencé a padecer de mucho sueño. Recuerdo a mi abuela y a mi tío Marco hablándome para mantenerme despierta. Mis párpados cerrándose lentamente fue lo último que percibí…

Tocaron la puerta, era la enfermera.

– ¿Sí Joanne?

– Es hora de tu medicina, Elsa.

Hace un año que Emma había muerto sin que papá y mamá la hubiesen salvado. Mi nombre es Elsa y soy la hermana gemela de Emma. Después de su muerte no volví a ser yo misma. Me encuentro en un hospital psiquiátrico debido a que padezco trastorno de identidad disociativo, mejor conocido como el padecimiento por poseer identidades múltiples o eso es lo que todos me dicen. Todo es confuso pero hay algo de lo que estoy segura y es que tengo el don de sanar a las personas.


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