Revista Cultura y Ocio

Historia-Imperio Azteca 4/5

Por Viriato @ZProvincia

IMPERIO AZTECA

Organización social

La sociedad se dividió en veinte clanes llamados calpullis, donde la religión influía de un modo preponderante, constituidos por grupos de personas vinculadas por parentesco, divisiones territoriales, la advocación a un dios en particular y continuación de antiguas familias unidas por un lazo de parentesco biológico y religioso que derivaba del culto al dios titular.
Cada clan contaba con tierras, un templo y un jefe o calpullec. Se dividían en tres clases; nobles, gente común y esclavos.

Nobles (pīpiltin)

Los pīpiltin ([pī]pil-tin, «nobles», es una forma de plural formada por reduplicación a partir del singular: pil-li, «noble»)​ eran la élite dirigente que controlaba tanto el gobierno, como la religión. Pagaban tributos y tenían tierras propias que eran trabajadas por los campesinos.

Gente común (Mācēhualtin)

A este grupo de la gente común (mācēhualtin) pertenecían los artesanos, los comerciantes y los campesinos o el simple pueblo. Pero estos eran la base de todos los aztecas por que sin ellos se derrumbaría el pueblo.

Esclavos (Tlātlācohtin)

Los tlātlācohtin (forma plural de tlācohtli, «esclavo») eran prisioneros de guerra, personas que habían cometido un delito o bien personas con grandes deudas a las que no les era posible pagar a corto plazo y se autoempleaban como sirvientes de aquellos a quienes les debían.

Organización económica

Historia-Imperio Azteca 4/5

Organización Social Azteca

La economía era próspera. En primer lugar, su control sobre los otros pueblos les permitía contar con abundante mano de obra. La organización económica azteca estaba regida por el calpulli, un grupo de familias a las cuales se les asignaba una cantidad de tierras para trabajarla, de forma que la producción se repartía entre las familias, el Estado, los sacerdotes y el jefe del calpulli. Por otra parte, el cobro de tributo hizo que los aztecas tuviesen abundancia de materias primas y productos. Otro factor que posibilitó la prosperidad fue la utilización de avanzadas técnicas agrícolas. Tenochtitlan, capital de los aztecas, estaba construida en una isla en el centro del lago Texcoco. Los aztecas usaron el sistema de cultivo conocido como chinampas, y con este sistema llevaban la tierra al agua. Lo hacían de la siguiente manera: clavaban cuatro estacas de ahuehuete en las tierras pantanosas y formaban un rectángulo. Lo llenaban con varas y tiras de pasto y lo cubrían con lodo; las estacas arraigaban y retenían la tierra en los bordes. La chinampa absorbía el agua del lago y el lodo servía de abono; de este modo sembraban varias veces al año. También construyeron terrazas de cultivo en las zonas montañosas. Usaban abonos vegetales y animales.

Comercio

El comercio de los aztecas se basaba principalmente en el trueque. Además que posiblemente habrían existido ferias en el imperio al igual que en el imperio incaico. Normalmente los comerciantes mexicas (pochtecas) intercambiaban productos de Tenochtitlan y alrededores para conseguir productos de lujo de las otras ciudades y naciones. Por la cantidad de población y los datos indirectos se cree que Tenochtitlan en su época de esplendor era el mercado más grande del mundo, y se ubicaba en la plaza central de Tlatelolco comercializaban con esclavos, prisioneros de guerra, cacao, frutas exóticas, etc.
La generación de excedentes, producto del cultivo de chinampas, permitió el desarrollo del comercio de artículos artesanales. Intercambiaban objetos labrados en oro y plata, cerámica, adornos de plumas y tejidos de algodón.

Industrias

Minería

La obsidiana (piedra cristalina de origen volcánico) se obtenía de la Sierra Madre Sur y Occidental y se empleaba para elaborar armas y objetos cotidianos (cuchillos, platos, collares).

Textilería

Industria de gran importancia entre los habitantes del imperio azteca, la cual tenía entre sus principales productos la fabricación de tejidos de algodón y fibra de maguey.
Rituales: Los sacerdotes arrancaban el corazón del prisionero para que su sangre bañara el suelo, pues se suponía que aumentaba la fertilidad de la tierra y la probabilidad de lluvia. 
Los aztecas elegían su propio emperador, que era también su pueblo. Se le dotaba de estatus divino y se decía que podía comunicarse con los dioses.

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