Quienes se dedican a este campo o son aficionados a él tienen una idea bastante clara de en que consiste, básicamente se trata del llamado Arte de la Guerra, en el sentido clásico del término, dicho de otro modo, del estudio que se hace de las campañas, acciones o grandes batallas de la historia, armamento, organización de los Cuerpos Armados, etc.
Resulta sorprendente que hasta bien entrado el siglo XX se asociaba el estudio de la Historia fundamentalmente con el estudio de los hechos de armas de los grandes capitanes, como indicaba el mariscal francés Foch en su libro De la Dirección de la Guerra Y el mismo Napoleón desde su exilio en la isla de Santa Elena recomendaba a su hijo que leyese y meditase a menudo la Historia.
Sin embargo, desde el final de la Segunda Guerra mundial el campo histórico se ha abierto mucho, apareciendo los estudios de tipo social, del sindicalismo, tradición oral, etc. Desplazando de forma bastante importante los estudios sobre historia militar clásica, es decir, sobre la estrategia y la táctica.
El teniente coronel Pugens, director de la Escuela Superior de Guerra de París, en su un discurso pronunciado en 1932, bajo el título de Objeto y método del Curso de Historia Militar, indicaba la importancia del conocimiento de la Historia Militar, considerando que en Francia se había abandonado, mientras que en Alemania había asistido a una explosión de obras militares.
Hoy en día tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido los estudios de Historia Militar se encuentran francamente valorados, no careciendo prácticamente ninguna universidad de prestigio de una cátedra dedicada a su estudio. Probablemente la diferencia entre estos dos países y la situación en España es que mientras que en aquellos dos se entiende como un campo fundamental y que ha permitido, tras dos guerras mundiales, afianzar el sistema político, en el nuestro se confunde la historia militar con el militarismo o el pretorianismo político, típico de nuestro país durante los dos últimos siglos.
Otro aspecto a destacar es que la Historia Militar no es aquella en la que aparecen militares, un estudio sobre las Juntas de Defensa, aunque formadas por oficiales del Ejército, no debería de ser considerado un estudio de historia militar, más bien correspondería a la historia política o al pretorianismo. Como tampoco lo sería el enfrentamiento entre militares y falangistas por los puestos de poder durante el primer franquismo. Las campañas del Rif o la situación material u organizativa del Ejército español de posguerra si que correspondería a lo estrictamente debería de ser considerada Historia Militar.