Con el post de hoy le damos comienzo a otra sección: "Mías, Tuyas y Nuestras". Esta sección tiene como única finalidad compartir historias y experiencias de todo tipo de todos los aventureros, que me están llegando.
Siguiendo con la temática de este medio mes del amor, como os dije aquí tenemos una historia de lo más curiosa que ha nacido en el mundo "expats". Aquí os dejo con la historia de Patri y Manu, narra ella:Sabrás que tu amor es verdadero cuando veas la distancia como
una circunstancia más y no como un impedimento. (Foto via Desmotivar)
"Llevábamos un tiempo planeándolo y por fin nos decidimos: fijamos un fin de semana y reservé un billete para irme a Londres a ver a mi prima, que lleva allí viviendo unos dos años por razones de trabajo y estudios.
El fin de semana lo pasamos genial; el último día decidimos ir a ver el barrio de Brick Lane y nos metimos al 1001 que es un bar muy conocido de esa zona. Mientras estábamos sentadas en una mesa tomando un café, se nos acercó un chico y nos preguntó si éramos españolas. Estaba con un amigo que se había quedado sentado en el sofá en que estaban ellos, pero que al final se acercó también a nuestra mesa, y nos sentamos todos juntos.
El primero de ellos nos contó que vivía en Londres por temas de trabajo y su amigo había ido el fin de semana a visitarlo. Conectamos de inmediato y nos pasamos toda la tarde-noche sentados en la misma mesa y hablando de todo un poco. El segundo de ellos, Manuel, me contó que vivía en Barcelona y que todavía se quedaba un día más allí, pero después también tenía el vuelo de vuelta. Yo tenía en mente hacer un viaje a su ciudad con unas amigas y, con esa excusa, intercambiamos los teléfonos para recomendarme sitios a los que ir y, ¿por qué no? tomar algo cuando fuese. Al final de la noche cada uno nos fuimos por nuestra cuenta, no sin antes quedar en que nos escribiríamos al día siguiente, por si nos daba tiempo a comer juntos por el centro antes de que saliera mi vuelo. Así que, al día siguiente, esperé ese mensaje pero nunca llegó y cogí el vuelo de vuelta a Madrid olvidándome del tema.
Pasó un día y de repente recibí un whatsapp: era él; me decía que ya estaba en Barcelona y que me había mandado un mensaje aquel día, pero nunca recibió respuesta por lo que pensó que no querría quedar. Así, empezamos a hablar, y cada día, poco a poco, cada vez más.
Al día siguiente me dijo que la razón por la que había estado en Londres era porque tenía una entrevista para un programa que implicaba trabajo y estudios en Alemania. Le habían elegido, por lo que tenía que irse a Alemania en dos meses. En aquel momento casi no le conocía, pero he de reconocer que me fastidio bastante que justo ahora tuviera que irse tan lejos. Pero era algo que él había escogido y antes de conocerme y yo no podía hacer nada.
Poco a poco fuimos hablando más y más, cada día, cada hora, cada minuto... El whatsapp, las llamadas de voz e incluso alguna llamada de Skype. Eran nuestros mejores aliados contra la distancia. Hasta que, por fin, tras un mes, llegó el momento de mi prometido viaje a Barcelona. Para entonces ya teníamos bastante claro que esta relación era muy especial y me propuso quedarme tres días más con él una vez se volviesen mis amigas a Madrid, y así lo hicimos. En realidad, eran los primeros días que pasamos juntos desde que nos conocimos en Londres y, además de ser increíbles, nos sirvieron para darnos aún más cuenta de lo raro pero increíble que era esto que teníamos. Volví a Madrid y seguimos con los whatsapp, las llamadas, Skype... y cada día que pasaba lo que teníamos se hacía más fuerte, pero también veíamos como se acercaba vertiginosamente rápido y con temor esa fecha en la que tendría que irse a Alemania. Y, claro, llegó. He de decir que desde que le conozco no ha habido un solo día en que no haya escuchado su voz, estuviésemos en el país que estuviésemos, pasara lo que pasase... Los primeros días fueron bastante duros, pero era lo que él quería y yo lo respetaba. Y por supuesto, los dos teníamos claro que preferíamos vivir esto así que no vivirlo: nos compensaba todo eso con tal de tener al otro. Añadido a esto, en verano me fui a Italia, y así seguíamos, con mucha paciencia, ya que cada día era como un triunfo. La sorpresa para mi fue que vino a verme a Roma un fin de semana, ¡casi ni nos creíamos que estuviésemos juntos! Y en verano tuvimos la suerte de pasar 15 días juntos en España.La verdad, es que la experiencia de Manu en Alemania no fue buena: las condiciones que le habían prometido no eran reales y no le compensaba lo suficiente como para seguir allí, pero tampoco quería volver sin nada a lo que aferrarse. Así que, hubo que esperar y esperar, currículums, incertidumbre... y, al fin, llegó ese trabajo que los dos esperábamos con tantas ganas. Y volvió a España.Hoy en día, seguimos juntos, cada día mejor y disfrutando de todo esto. Con un futuro por fin juntos cada vez más cercano. Y, mientras tanto, pues llevando la distancia Barcelona-Madrid, mucho mejor.He de decir, que toda esta situación sigue sorprendiéndome cada vez que pienso en ello. Pero también tengo claro que la distancia nos esta ayudando a que el vínculo que tenemos cada vez sea más y más fuerte, a valorar las pequeñas cosas y, ¿por qué no? A conocer mundo. En seis meses hemos estado juntos en cuatro países distintos: Alemania, Inglaterra, Italia, España...y los que nos quedan. Estoy segura de que fue una apuesta arriesgada, jugarme todo por algo desconocido, que no entendía muy bien, pero cada día que pasa estoy más segura de que ha sido la suerte de mi vida."Espero que os haya gustado mucho la historia. Ellos no han querido que incluya fotos suyas (aunque habría quedado súper bonito). Al menos, curiosa la historia lo es. Y realmente creo, que casi siempre la realidad supera la ficción.
Y a vosotros, ¿os ha gustado la historia?
¡ESPERO QUE SÍ!
=)